29.12.10

Para llevar los hijos al cielo


Primero vivamos nosotros mismos una relación profunda con Dios: si damos importancia a Dios, Dios será importante para nuestros hijos.
Procuremos no vivir solos la fe: unirnos a un grupo, a una comunidad en la quealimentarnos y vivir. 
La familia que reza unida...:los padres deben rezar juntos, y también con los hijos, todos los días.

Sólo el amor es digno de fe: quiéreles como el Señor los quiere, y ellos darán crédito a tus palabras, y a la Suya.
No reducir la fe a una moral: el Niño Jesús también nos quiere cuando somos malos: éste puede ser el primer encuentro de un niño con la misericordia de Dios.
Apaga la tele, y ojo con Internet: la mayor parte de sus contenidos son una contracatequesis. Cuando no lo son, quitan tiempo para hablar y estar juntos. Y lo que no es bueno para un niño, tampoco lo es para un adulto: somos lo que vemos, y eso es lo que al final transmitiremos.
Vivir la vida y explicarla desde una perspectiva sobrenatural: debemos confiar en Dios ante la falta de trabajo, darle gracias por lo que tenemos, rezar por quienes no tienen nada o están enfermos...
Hay que recuperar las devociones diarias: vivir la fe es más que ir a misa; hay quebendecir la mesa, ir a saludar a la Virgen después de la Eucaristía, rezar por la mañana, por las noches, cuando se inicia un viaje, montar el belén y rezar delante de él, ir a la Misa del gallo...
Recupera el Rosario y rézalo con tus hijos: no hay mejor atajo que María para llevarnos a Dios.

Tus hijos son más de Dios que tuyos: recuerda la responsabilidad que Dios te ha dado al confiarte su custodia en esta vida. Tu primera tarea como padre: intentar llevarles al cielo.
No desesperes: si las cosas no salen como esperas, recuerda que, si tú los quieres mucho, Dios los quiere todavía más; no pueden estar en mejores manos, y Él maneja los tiempos.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Alfa y Omega

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