22.4.14

CARTA DE UN PADRE A SU HIJO ABORTADO

Querido hijo:
Al empezar a escribir estas líneas me asaltan las lágrimas, y también la alegría de hablar contigo. Por fin. Hace doce años. ¿Recuerdas?. Yo he estado intentando olvidar, intentando apartarte de mí, de mi vida. Sin saber que, para ello, tenía que adormecer, que anestesiar, que matar en definitiva, una parte de mí. La parte más bonita de un ser humano: la parte de nosotros que ama, que se emociona, que se ríe, que se alegra, que ve el futuro con esperanza y optimismo. Esa parte de mí quedó cubierta por una especie de nube negra el día que me faltaste y decidí que “mejor no hablar de ello y tirar para adelante”.
Querido hijo: Llevo dos días hablando contigo a todas horas. Aunque no sé si me puedes escuchar, las lágrimas que lloro después de doce años me dicen que sí. Quería tener tu recuerdo oculto en una especie de desván de mi mente. En la estantería de la esquina, detrás de un montón de trastos inútiles. A ti, que fuiste la alegría más grande de mi vida. ¿Sabes que nunca había imaginado que se podía ser tan feliz como cuando tu madre me dijo que estaba embarazada de ti?. Y eso que también sentí mucho miedo. Tu madre y yo éramos estudiantes universitarios, y apenas nos conocíamos. Pero cuando ella me dijo que estabas creciendo dentro de su vientre, sentí que, por primera vez en mi vida, había hecho algo realmente importante: engendrarte. Por primera vez en mi vida, conocí la maravillosa sensación de querer a alguien más que a uno mismo. Porque gracias a ti entendí, en el momento que tu madre me dijo que estaba embarazada, para qué venimos a este mundo: para Amar. Con mayúsculas, sí. Para querer a los demás. Y los hijos sois los maestros que necesitamos para poder conocer la Felicidad. Sí, con mayúsculas también. La auténtica, no la de mentira que nos venden por la tele y que se puede comprar.
Querido hijo: Todo fue demasiado rápido y demasiado confuso. Tu madre decía que no podía “tenerte” (¡si ya te tenía!) porque no quería decepcionar a sus padres. Fíjate en qué mundo tan raro vive tu padre: han lavado el cerebro a la gente para sentirse mal y sentirse culpable ante un embarazo, ante un hijo, ante la mayor alegría de su vida. Tu madre estaba preocupada por haberse quedado embarazada; yo estaba preocupado ante la posibilidad de que dejase de estarlo y tú ya no estuvieras. Ya conoces la cantidad de excusas y mentiras que han enseñado a muchas mujeres (y hombres) a decir cuando hay un embarazo: que si te “arruina la vida”, que si “no es el momento”, que si “ya tendrás tiempo más adelante” (como si pudiéramos haber hecho una fotocopia tuya)...
Querido hijo: Todo eso es mentira. Tú no arruinaste mi vida. Me diste la razón para vivir. Cuando me enteré de que existías, me sentí capaz de todo. Por ti. Capaz de cualquier cosa, de cualquier sacrificio para darte todo lo que necesitases. Yo, que era un indolente muchas veces incapaz siquiera de moverse del sofá salvo que fuese para algo que me resultase placentero... Pero por ti estaba dispuesto a estudiar, a trabajar, a levantarme temprano, a acostarme tarde, a no dormir, a no comer, a no comprarme ropa nueva, a olvidarme de llevar los zapatos último modelo... Incluso a olvidarme del camino profesional que yo creía que debía seguir para poder ganar dinero lo antes posible para ti. A lo que hiciera falta con tal de que tú estuvieses bien y estuvieses feliz. Hubiera sido feliz de poder dejar mi cómoda vida de estudiante desocupado para poder alimentarte y acunarte por las noches.
Querido hijo: Aún recuerdo el miedo que sentía cuando oía hablar a otros con tanto cinismo de tu vida, como si fueses un mueble que había que pensar si devolverlo o no al fabricante. Aún recuerdo, ahora con rabia por no darme cuenta entonces, el desencanto que sentí cuando incluso el psicólogo que me trataba por una mala racha que llevaba, hablaba de tu existencia como una simple “opción”, y me recomendaba que no pidiese a tu madre que se apiadase de ti, sino que simplemente callase y “estuviese a su lado”. ¡Cuánta frialdad, hijo mío! ¡Cuánta frase estereotipada para lavarse las manos y parecer “modernos”! Que no intercediese por ti ante tu madre... Ante el mismísimo diablo lo hubiera hecho si hubiera podido y hubiera hecho falta, para salvarte. Tu alma por la mía. Tu vida por la mía. Sabes que no me hubiese importado. Aun en el infierno hubiese podido ser feliz por toda la eternidad si yendo allí hubiera conseguido que tú vivieras. ¡Cómo iba a callarme mientras la vida de mi hijo corría peligro! ¡Cómo permanecer impasible mientras se hablaba de matar al hijo de mis entrañas! ¡Cómo decirle a tu madre que la “apoyaba” cuando hablaba de destrozar la carne de mi carne y la sangre de mi sangre (y la suya)!.
Querido hijo: Tu madre tenía miedo. Mucho miedo. Más que yo. O quizás es que no tuvo la suerte que yo tuve. Tus abuelos enseñaron a tu padre que la familia es lo primero. Que la sangre es lo primero. “La única verdad de la vida”, me decía tu tatarabuela. A nadie le hace gracia un embarazo no planeado. Pero yo tuve la inmensa fortuna de haber sido criado aprendiendo la importancia de querer a los hijos por encima de todo: por encima del miedo, de los imprevistos, de las incomodidades, de las penurias incluso. No sé cómo explicártelo porque es muy difícil, pero tus abuelos consiguieron, sin decírmelo nunca con palabras, que supiese y entendiese que nada tiene sentido ni valor sin la familia y sin los hijos. Ninguna carrera ni doctorado en ciernes. Ningún futuro económico o profesional puede sustituir a un hijo, por brillante que sea. Es más: resulta ofensivo que se hable de un hijo y de otras cosas como si fuesen intercambiables.
Querido hijo: Tu madre no tuvo esa suerte. Ella se crió en otro tipo de hogar. En un hogar donde las apariencias, el fingir éxito y el ajustarse a unos planes (en los que tú no estabas incluido) era más importante que los hijos y la familia. Tu madre no sabía cómo explicarlo, pero en su familia las personas tenían valor en función de la utilidad que podían tener de cara a aparentar ser la familia perfecta. Sabes que le imploré por ti. Que no se preocupase por sus padres (tus abuelos), que los padres se enfadan mucho ante un embarazo imprevisto, pero que luego se derriten al tener a su nieto en brazos. Que tus otros abuelos (mis padres) nos ayudarían en todo lo necesario. Que incluso te criarían ellos si era necesario mientras nosotros (aunque fuese cada uno por nuestro lado) nos asentábamos profesionalmente. Incluso le pedí que, si la idea de saber que estabas con alguna persona conocida que no fuera ella misma (conmigo o con tus abuelos) le resultaba difícil de aceptar, que te dejase vivir para darte en adopción. Tampoco me importaba saber que no te vería nunca si así conseguía que vivieses. No sé cómo explicártelo, pero eras tan maravilloso que tu existencia convertía todos los sacrificios en una alegría (incluso el sacrificio de no poder estar contigo).
Querido hijo: Tu madre se hizo una ecografía. Era Semana Santa y volvió de su ciudad con una foto tuya, borrosa, en la que tenías el aspecto de una pequeña alubia de color gris. También sabes lo que sentí cuando ví tu imagen por primera vez. Incluso tu madre y yo llegamos a jugar a buscarte nombres (de chico y de chica) y yo empecé a pensar que todavía había esperanza. Que Dios conseguiría lo que parecía imposible. Yo, que no quería saber nada de Dios porque me parecía una especie de aguafiestas que se dedicaba a prohibir todo lo que me gustaba, me pasaba el día rezando en silencio, pidiendo un milagro. Pidiendo que lo que tu madre decía que pensaba hacer (que “tenía” que hacer, decía ella para intentar justificar lo injustificable) no fuese más que un mal sueño y que dentro de algunos meses pudiera tenerte en mis brazos, besarte, oler tu piel, verte llorar o mirarlo todo con la cara de curiosidad que ponen siempre los recién llegados.
Querido hijo: Dicen los Evangelios que “todo es posible para el que cree”. Perdóname si no tuve la suficiente Fe para que Dios pudiese obrar el milagro. Tu madre, finalmente, cogió un autobús para marchar a otra ciudad. Me pidió que no la acompañase. Y yo no lo hice porque se puso como una fiera. No dejo de pensar si quizás intercediendo por tu vida hasta el último momento hubiese conseguido algo. Creo que yo también me dejé influenciar por la jerga engañosa y políticamente correcta de que tu vida y tu muerte eran “una decisión que había que respetar” y, al final, decidí no ponerle “las cosas” más difíciles a tu madre. Ahora creo que mi obligación como padre era ir hasta las mismísimas puertas del infierno y, si era necesario, cortar las tres cabezas del mismísimo Cerbero para intentar defenderte, y molestar a quien hubiera hecho falta (incluso a tu madre) si con ello había una mínima oportunidad de que vivieras. Perdóname si no lo hice. Sabes que lo hice lo mejor que supe. Todo me vino encima de repente. Era una pesadilla de la que oía hablar de vez en cuando en la tele o en la radio, o en los periódicos, pero que pensaba que era de esas que “siempre le pasaba a otros”. Y nunca me imaginé que pudiera pasarme a mí, ni a nadie que yo conociera. Yo pensaba que era imposible que yo llegase a conocer a nadie capaz de hacerle eso a su hijo. A gente así se le tendría que notar en la cara lo que habían hecho. Y yo no notaba nada raro en la cara de nadie y, por eso, malinterpretaba el silencio y la mirada dolorida de tantas mujeres que he conocido.
Querido hijo: Tu madre se marchó en un autobús y yo no pude dormir esa noche. Ni pude hacer nada (¡cómo preparar una oposición mientras a ti te iban a quitar la vida!) al día siguiente. Cuando tu madre volvió, fui a esperarla a la estación y luego nos sentamos a tomar un café, intentando mantener una conversación parecida a la que se tiene cuando se suspende un examen, o te despiden del trabajo. Como si fuese una mala experiencia que se olvidaría en pocos días, aprobando otro examen o consiguiendo otro trabajo. ¿Sabes que tu abuela se acabó enterando también de quién eras? No sé cómo, pero ella me conoce muy bien. Y me notó preocupado. Y yo se lo acabé contando, cuando todavía tenía esperanza de llegar a tenerte en mis brazos. Y tu abuela se entristeció. Pero no por ti, sino al enterarse de lo que planeaban hacerte. Ella también se puso muy triste cuando se enteró de cómo acabó tu corta vida.
Querido hijo: Tu madre y yo dejamos de vernos poco tiempo después. Ya nada fue lo mismo. ¿Cómo iba a serlo? Tu madre y yo nos dedicamos a fingir que no había pasado nada (¿acaso no actuaba así todo el mundo? ¿acaso no es lo que finge toda la gente que hace lo que te hicieron a ti?). Y toda esa parte tan maravillosa de mí que ni siquiera sabía que existía hasta que tú apareciste, se fue adormeciendo. Incluso tuve que adormecer otras partes de mí para intentar autoconvencerme de que no había ocurrido nada realmente importante (así actuaba tu madre y yo creí que era la mejor forma de afrontarlo).
Querido hijo: Yo siempre había creído (qué engañados nos tienen a todos) que las mujeres que se deshacían así de sus hijos tenían las ideas muy claras y no sufrían por ello, (me resultaba imposible entender que eso ocurriera) porque en la tele nunca hablan de eso (y,claro, si en la tele no lo dicen, es que no pasa, ¿verdad?). ¡Qué equivocado estaba! Pocos meses después, cuando tu madre y yo hacía tiempo que no nos veíamos, me encontré con ella por los pasillos de la facultad. Por fuera del jersey asomaban sus muñecas vendadas. Y me contó que se había intentado suicidar. Otra vez. Que había estado ingresada. De nuevo. Y, aunque no me lo dijo (y no me atreví a preguntarlo) intuí que otros hermanos tuyos habían corrido, anteriormente, tu misma suerte. Dos años más tarde, me atreví a contarle la historia de tu madre a una conocida que se había hecho psiquiatra. Y me lo confirmó, pero sin querer decir mucho más: que muchísimas mujeres se arrepentían de abortar. Que la mayoría sufren lo indecible. Y que la mayoría lo hacen en silencio porque no se atreven a confesar que se sienten fatal por haber hecho algo que nos presentan como si fuera lo más moderno y lo más sofisticado que existe y que, sin embargo, no es sino la equivocación más grande que puedes cometer en la vida: matar a nuestros hijos. Como si matar a tu hijo te convirtiese en algo parecido a las pioneras de la minifalda en los años 60.
Querido hijo: Tu padre no sabía qué hacer ni a quién dirigirse. Tu abuela se puso muy triste cuando le conté lo que te había pasado. Y decidí no mencionarte más para no hacerla sufrir, ni a ella, ni a nadie. A tu madre no volví a verla más. Y como lo único que escuchaba sobre este asunto era que era “una opción” y nadie habla nunca de ello (así nos mantienen engañados más fácilmente), salvo algunos muy ruidosos para alardear de haberlo hecho (lo que hay que hacer para olvidarse de vosotros, hijo mío: presumir de haberos matado), decidí abandonar tu recuerdo en el fondo de mi mente, esperando que se disipase poco a poco. Al fin y al cabo, ni siquiera tenía un sitio a donde poder ir a llevarte flores, a limpiar una lápida con tu nombre, a rezar o simplemente a sentarme a hacerte compañía.
Querido hijo: Pasaron los años. Tu padre siguió adelante con sus estudios y su trabajo. Y, sin darse cuenta, se convirtió en un cínico egoísta que no confiaba en nada ni en nadie. En una especie de sombra de sí mismo que no entendía el vacío que se había apoderado de él, y que buscaba la felicidad que nos negaron en fiestas y, sobre todo, en otras mujeres. Ahora me parece que algo dentro de mí me impulsaba a buscar otra mujer a quien dejar embarazada, pero yo pensaba que, simplemente, yo lo que quería era “olvidar mis complejos y el pasado” y “disfrutar de la vida”. Y así pasaron los años. Con tu padre convertido en un aspirante a conquistador compulsivo que, además, sin saber por qué, intentaba tener, siempre que podía, relaciones sexuales sin ningún tipo de prevención. Cuando lo conseguía, era como un triunfo para mí. Ahora veo que lo que buscaba una parte de mí era abrir camino a la vida que cercenaron contigo. El resultado fue que varias de las mujeres con las que estuve recurrieron a una píldora para que, si alguno de tus hermanos aparecía por allí, acabase yéndose por el retrete.
Querido hijo: Cómo nos manejan... Cómo nos engañan... Cómo nos toman el pelo... Han conseguido convertirnos en una especie de ejército de zombies avergonzados de haber acabado con la vida de uno o varios de sus hijos (yo no sé ni siquiera cuántos...). Y la vergüenza lleva al silencio. Y el silencio perpetúa el drama. Somos como los protagonistas del cuento del emperador que iba desnudo por la calle mientras la gente elogiaba su traje, porque nadie se atrevía a decir la verdad (porque si la tele no la cuenta, dudamos de si será verdad o no, de si no seremos los únicos que nos damos cuenta de lo que es obvio para todos, y nos da miedo ser los primeros que gritan que el emperador va desnudo).
Querido hijo: Al cabo del tiempo, tu padre conoció a una mujer maravillosa, con la que se ha casado. Al año y medio de casarnos, nació tu hermano. El primero de mis hijos que he podido estrechar en mis brazos. Cuando me lo entregaron por primera vez para que lo tuviera y lo pudiese ver, me puse a llorar delante de todos. Todo el mundo lo achacó a que yo soy muy sentimental. Tu hermano está hecho ya todo un hombrecito. Corretea por la casa y habla más que su padre y su madre juntos, aunque apenas se le entiende nada. Y su madre y yo nos acabamos de enterar de que vamos a ser padres de nuevo.
Querido hijo: No sé por qué, pero hace algunas semanas me metí en un foro de internet donde escriben personas (sobre todo mujeres) con experiencias parecidas a las de tu padre. Yo leía sus historias y pensaba que, afortunadamente, a mí no me pasaba lo mismo porque yo había hecho todo lo posible por salvarte. ¡Qué equivocado estaba...! De pronto caí en la cuenta de que no pude sentir con tu hermano la misma alegría que sentí contigo cuando tu madre me contó que estaba embarazada de tí. Ni con este otro que viene ahora de camino (bueno, ya está aquí). Y me pregunté por qué. Y me dí cuenta que tuve que enterrar parte de mi alma bajo toneladas de cinismo para creer que tu prematura marcha no me había afectado (porque se supone que no te puede afectar algo que “todo el mundo hace”). Y que llevaba doce años desencantado de la vida, dominado por el pesimismo, con la sensación de que no me merecía ser feliz, ni me merecía tener hijos (cuando me dijeron que esperábamos a tu hermano, el primero, no me lo podía creer: era una sensación extraña, como si eso no debiera estar pasándome a mí), y que no merecía la pena esforzarse por nada, porque nada iba a ir bien nunca. Y recordé que, antes de tu pérdida, yo era un comodón holgazán, pero veía la vida con optimismo y con alegría. Y que, desde que tú no estabas, vivía con una especie de nube negra a cuestas que no me dejaba disfrutar de las cosas y a la que me había acostumbrado como si fuera parte del paisaje.
Querido hijo: Cuando tu hermano nació, no sólo lloré por él. No me daba cuenta, pero también lloraba por ti. Porque tú y yo (y tu madre) nos merecíamos haber sentido la inmensa felicidad de mirarnos a los ojos, tocarnos las manos y estrechar nuestros cuerpos el uno contra el otro. Y no pudo ser. Y, al ver por primera vez a tu hermano no podía creerme que tanta felicidad me estuviera ocurriendo a mí. A mí, que no supe impedir tu marcha.
Querido hijo: En el foro donde leo las experiencias de estas personas que echan tanto de menos a sus hijos y que han abierto los ojos, leí cómo algunas personas fingen que no les afecta porque nunca hablan de ello, aunque sí se les nota porque su personalidad cambia y se vuelven más egoístas, más insensibles , más sarcásticas y más desencantadas con todo (como le pasó a tu padre). Y que algunas, al cabo de muchos años, por fin son capaces de hablar de ello. Y se dan cuenta del por qué de ese sufrimiento interior sin nombre. Y lo confiesan. Y me di cuenta de que era uno de ellos. Porque, aunque he hablado de ti con la madre de tus hermanos (que es muy lista y ha intentado tirarme de la lengua porque me conoce mejor que yo mismo, pero yo no quise nunca entrar en detalles sobre tu corta vida), siempre te ví como un recuerdo lejano, a través de las anteojeras que yo mismo me había puesto.
Querido hijo: Tú no eres un recuerdo lejano. Eres mi hijo. Mi hijo, el que murió hace doce años y al que siempre he tratado como si nunca hubiera existido. Perdóname. Tu abuela dice siempre que no hay mayor pena que perder a un hijo. Y, a veces me he preguntado por qué a mì no me pasaba. Y es que la pantalla que puse sin darme cuenta entre tú y yo para escapar de mi sufrimiento me impedía sentirte como te sentí entonces: como mi hijo. Como una persona que, para mí, era más importante que yo mismo.
Querido hijo: Llevo dos días hablando contigo sin parar; tengo muchas cosas que decirte y, en cuanto me quedo solo, te cuento todo lo que se me viene a la mente. Una vez ví una película sobre la vida de un escritor que sabes que me gusta mucho; este escritor se casa con una admiradora suya. Y la mujer muere al poco tiempo de casarse debido a un cáncer de huesos. Y el escritor, que es muy lúcido, dice la frase más bonita de toda la película: “El dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces”. ¡Qué gran verdad, hijo mío! El dolor que sentí, y he sentido, por tu pérdida venía junto con la alegría de saber que existías. Y lo inverso también ha ocurrido: Para olvidarme de ese dolor he necesitado sacrificar en el olvido la Felicidad que conocí contigo. La que se escribe con mayúsculas. Y por eso, cuando me enteré de que mi mujer estaba embarazada de tus hermanos, no fui capaz de sentir la misma alegría. Porque parte de mí estaba amortajada. Porque nos dejamos engañar y acabamos creyendo que el dolor es algo que debe ser evitado como sea. Y es una gran mentira. Porque, para no sentir dolor nos tenemos que anestesiar tanto que luego no podemos sentir alegría, ni felicidad.
Querido hijo: Desde que he empezado a hablar contigo, y a tratarte otra vez como mi hijo, veo a tus hermanos de forma diferente. Y veo el embarazo de tu hermano pequeño de otra forma. Ya no lo veo como si le estuviera pasando a otro. A medida que sale el dolor de tu pérdida, asoma también la luz de la alegría por tus hermanos. Y por ti. Porque he sido un tonto al avergonzarme de tu existencia todos estos años. Porque siempre eras “algo de lo que nadie debe enterarse, porque sería demasiado vergonzoso”. Ahora pienso cuánta gente hay igual de engañada que yo. Y ya no me siento avergonzado, sino orgulloso. Orgulloso de ser tu padre y de haberte engendrado, aunque no fuese el momento considerado como ideal para ello según las reglas que algunos se han inventado. Orgulloso por no haber hecho caso a los que me pedía que no “le pusiese las cosas más difíciles” a tu madre, y haber implorado por tu vida al punto de ponerme de rodillas delante de ella en un parque, a plena luz del día.
Querido hijo: Tu abuelo (mi padre) murió hace algunos años. Un cáncer se lo llevó muy rápido. Tus primos y tu hermano aún no habían nacido. Una de las frases que dijo cuando ya estaba en el hospital ingresado por última vez (y, a ratos, no era consciente de la gravedad de su estado) y de la que todos nos acordamos era que le pedía a Dios que le dejase vivir para verle la cara siquiera a uno de sus nietos. Imagino que ha podido ver la tuya. ¡Menuda sorpresa se habrá llevado el pobre...! Y menuda alegría...(a lo mejor, al conocerte, ha vuelto a decir esa frase que tanto acostumbraba: “¡En esta familia pasan un montón de cosas y a mí nadie me cuenta nunca nada!”. Quizás también están con vosotros algunos de tus hermanos. Los que tu madre entregó a matarifes armados de instrumentos de acero inoxidable y los que yo quizás haya entregado a los efectos de unas píldoras asesinas que nos ofrecen como si fueran las píldoras de la felicidad. ¿Sabes? Soy tan egoísta que quiero que Dios exista y que el cielo exista sólo para saber que estáis todos bien.
Querido hijo: Ya ni siquiera recuerdo exactamente cuándo debiste haber nacido, pero creo que debería haber sido para Noviembre o Diciembre. Haré todo lo posible por que muy pronto tu padre y todas las personas que os echan tanto de menos puedan tener un sitio a donde llevar flores en vuestra memoria. Y quizás grabar vuestro nombre en una gran piedra, o una gran lápida. Y poner una cruz (o lo que cada uno prefiera) en vuestra memoria. Porque ya estamos cansados de fingir que no habéis existido. Porque estamos orgullosos de todos vosotros. Estamos orgullosos de haberos dado la vida. Incluso aunque luego algunos cometieran el inmenso error de colaborar a la hora de que os la quitaran. Recordad que lo hicieron por miedo o por confusión. Ahora daríamos todos la vida por cada uno de vosotros, si tuviésemos la oportunidad.
Querido hijo: Tu padre ahora, cuando camina por la calle, intenta ver los ojos de todas las chicas y todas las mujeres con las que se cruza. Tu padre ahora se da cuenta de que muchas mujeres tienen lo que él llama “los ojos muertos”. Sus miradas parecen las puertas a un abismo insondable, a una sima profunda de dolor. Quizás sea por otras razones, pero yo, ahora que tengo los ojos abiertos, me pregunto cuántas de ellas cometieron el terrible error de creer que “si en la tele dicen que es bueno, tiene que serlo”, o que “si no es ilegal, no es malo”. Porque resulta que todo esto es una gran y terrible mentira, ¿sabes?. Unos pocos hablan en los medios de comunicación como si mataros no hubiese tenido (ni tuviese) la menor importancia (de hecho, hablan como si aquí no se hubiese matado a nadie), mientras la inmensa mayoría de las mujeres que lo han hecho desfilan como autómatas amargados apesadumbradas y doloridas, sin atreverse a gritar en voz bien alta que todo es mentira: que sois nuestros hijos, que no es cierto que el dinero, o una hipoteca, o un trabajo, o una carrera valgan más (no valen nada) a vuestro lado. Y que, al engañarnos para que hagamos lo innombrable, nos estamos arrancando el alma nosotros mismos, como le ha pasado a tu padre durante 12 años.
Querido hijo: De un tiempo a esta parte, aquí y en otros países, hay una minoría que habla de “salir del armario” y no avergonzarse de su forma de vida. Nunca pensé que yo estuviera también metido en uno. ¿Sabes? Somos nosotros los que tenemos que salir del armario y, si se tercia, hablar de vosotros dónde, cómo y con quién haga falta, para demostrar que os queremos. Que no nos avergonzamos de vosotros, sino de nuestros errores (y vosotros, aunque algunos os denominasen así en su momento, no lo sois: fuisteis el mayor acierto de nuestra vida, aunque fuese involuntario y aunque entonces no nos diéramos cuenta). Y “salir del armario” para gritar a los cuatro vientos y descubrir este complot asesino que ha convertido la mayor alegría de la vida de un ser humano en un motivo de dolor y de vergüenza.
Querido hijo: Tengo un libro que se llama “La Biblia”. Todo el mundo lo tiene, y casi nadie lo lee (más o menos lo contrario que el “Marca”, que lo compran muy pocos y lo lee todo el mundo). Yo lo leí con 15 años, por pura curiosidad. Y no entendí casi nada, la verdad. Ahora lo estoy volviendo a leer. Y he leído en algún sitio que Dios os quiere tanto (nos quiere tanto a todos) que, incluso aunque una madre no se compadezca del hijo de sus entrañas, Él nunca se olvida de nosotros. Imagino que tú lo sabrás mejor que yo, que lo tienes más cerca. Pedidle en nuestro nombre que ponga en nuestras mentes las ideas, en nuestros corazones el valor y en nuestras bocas las palabras necesarias para abrirles los ojos a los que, por comodidad o por ignorancia, los tienen todavía cerrados. Y a recordarles, aunque no les guste al principio, que sí estuvisteis aquí con nosotros, aunque fuese por poco tiempo. Porque os querremos siempre. Porque siempre os hemos querido, aunque os hayamos negado a veces, como hizo Pedro con Jesús.
Querido hijo: Ahora estás con El que te creó a Su imagen y semejanza. Con el que formó tus entrañas; con El que te hizo en el vientre de tu madre; con El que te hizo en secreto, El que te entretejió en lo más profundo de la tierra. El que vio tu sustancia y que ya tenía diseñadas todas tus partes incluso antes de que se formasen.
Querido hijo: ¿Sabes lo que dice también este libro de vosotros? Que sois un regalo de Dios. Que sois Su recompensa, (y no su castigo, como dice algún político muy conocido que ha ganado unas elecciones hace poco en los Estados Unidos). Que sois como saetas en manos de un guerrero valiente. Y que el hombre que llena de estas saetas su aljaba, nunca será avergonzado por sus enemigos. ¡Qué vacía quedó mi aljaba sin ti! ¡Y cómo me avergonzaba por ello!. También dice que no cae un pajarillo de un árbol siquiera sin que Dios lo sepa. Y le pregunto por qué permite que caigáis vosotros. Y me responde que habéis dado vuestra vida para que otros abramos los ojos y se los abramos a los demás. Y que tenemos la obligación de hacer que vuestra muerte no sea en vano, sino que se salven cien vidas por cada uno de vosotros, o más si hace falta.
Querida saeta: Este 28 de Diciembre te recordaré como te mereces. Como un hijo que aunque vivió muy poco a nuestro lado, fue amado, querido y deseado tanto como cualquier otro. Como un hijo que mereció que se luchase por él. Como un hijo al que se le echa de menos cada día (tu madre también, y tú lo sabes). Como un hijo del que me siento orgulloso y que será conocido y querido por sus hermanos, y por el resto de su familia.
Querido hijo: El Señor te nos dio. Y El Señor se te llevó. Bendito sea por siempre Su nombre.
Un beso muy fuerte.
Tu padre

Un niño abortado escribe a su mamá

Querida mamá:

Soy tu hijo. ¿recuerdas?.  No he desaparecido, pues Dios me infundió un alma eterna en el momento en que fuí concebido.  No  nunca la luz del día pero vivo para siempre.
Sé porqué me mataste. El que debió haber sido mi padre andaba lejos del país.  Tu te sentías sola porque el andaba muy ocupado en sus negocios.  En su ausencia, surgió otro hombre. De ese romance fuí engendrado yo.
Nunca olvidaré los meses que me acunaste en tu vientre, ¡me sentí tan seguro y amado!. ¡Comprendo que no me desearas; pues que pensaría papá a su regreso! Había que blanquear al desliz matando al delator, y ese era YO. Por entonces no supe de las discusiones con tu amante, pues él quería verme nacido y tú no. ¡Qué peleas, hasta que le arrancaste el dinero que costó mi defunción! A todo le ponen precio, hasta el asesinato de un inocente. "¡Que caros son lo abortos!" comentaste. 
No justifico tu crimen, pero te perdono. Perdono a papá por haber sido tan irresponsable.  También perdono al que, vestido de blanco, se manchó con mi sangre. ¡Que dolor cuando me punzó con aquella enorme aguja y después me despedazó a sangre fría!.  Se que tú nunca olvidarás el ruido de aquella aspiradora que se tragó mi cuerpecito a pedazos.  Se que te causó un trauma que llevas en silencio tratando de pensar que no fue nada.  Si era algo. Era alguien, era yo, tu hijo. 
Conozco mamá, tus largas noches en vela y tus sobresaltos. Se que luchaste mucho en tu interior sobre tu decisión de abortarme. En el fondo me amabas pero pudo mas en ti el miedo. Sé que me amabas, pues aun sueñas conmigo y más de una vez te haz preguntado, con remordimientos, si soy niña o niño, piensas como sería hoy día y que alegrías te hubiera traído...  
¡Soy niño! Me parezco mas a ti que al seductor con que andabas. ¡como me vas a olvidar, si yo a cada momento pido a Papá Dios que borre esas pesadillas que turban tu descanso y te dan muerte en vida! Por eso, ¡que alegría cuando buscaste al sacerdote que te inspiro confianza, y te reconciliaste con el señor de la vida! 
Querida mamá, quiero verte feliz. Recuerda los consejos que te dio el sacerdote al despedirte: "¡hija, Dios padre ya ha hecho su obra de amor en ti y a su tiempo iras sanando.
Mientras te estoy escribiendo, tengo a mi lado a mi amigo Antonio. Lo mató su mamá porque ella decía ser demasiado joven para ocuparse con ser madre. Tampoco el recibió nombre alguno de sus padres pero si de Dios quien nos ama infinitamente.  Tengo muchísimos amigos que corrieron la misma suerte.  A Carlitos lo abortaron porque su madre fue violada. El odio y el dolor resultante lo descargaron sobre el pobre inocente. El se pregunta: "¿Por qué si mi mamá no amaba al hombre que la violó, me mato a mi, que la hubiera amado siempre y jamás me hubiera avergonzado de ella?" Aquí en el reino del amor, solo entendemos el lenguaje del amor; por eso, no comprendemos esos "argumentos" acerca del aborto; por mala conformación del feto, por violación, por dificultades económicas de los padres, por no querer más hijos, "que la familia pequeña vive mejor", etc. 
Me cuentan que ni las guerras, ni Hitler con sus cámaras de gas letal han realizado tan brutal y desmedida masacre. Con los abortos se ha privado a la humanidad de brillantes poetas, sacerdotes, médicos, filósofos, músicos, pilotos, estadistas, pintores, arquitectos, santos y santas. A mí todos me dicen que quizá hubiera sido un habilidoso cirujano o un pianista a la Mozart. Cuando nos reunamos, mami, ¡ya veras que manos tengo! Lo que mas me agrada es cuando me dicen "¡tu mamá tiene que ser muy hermosa!"
No llores mami.  Confía en Dios hasta que nos volvamos a ver.  ¡ah!, se me olvidaba, aunque me consumo por verte, no te des prisa en venir, pues mis hermanos te necesitan. Hazle a ellos lo que nunca pudiste hacerme a mí. Fíjate que cuando bañas a mis hermanitos o lo amamantas, no sé, me entra un poquito de añoranza de todo lo que pudo ser y no fue. Me hubiera gustado ser amamantado con la leche de tus pechos; ser acariciado por esas manos tuyas tan lindas y tan semejantes a las mías, manos de cirujano malogrado.
Quizás te preguntas donde estoy.  No te preocupes, estoy en los brazos de Jesús que me amó hasta derramar su sangre por mí.  En El todos encontramos la Vida.
Y termino pidiéndote un favor. No para mí, comprenderás, sino para otros niños. ¡no los maten como a mí!, si conoces a una joven que quiera abortar o a un sujeto que monta campañas a favor del aborto o un médico asesino que se burla de Hipócrates, o una enfermera que se presta a ese crimen, extiéndeles el amor de Dios, nuestro Padre.  Entonces recuérdate de nosotros y dile que no mate más.  Que los niños le pertenecen a Dios.  Grítales a todos que tenemos derecho a vivir como ellos, y que aunque nadie nos ame tenemos derecho a vivir y amar.
¡Te espero con la boca aún sin estrenar, rebosante de besos que tengo guardados solamente para ti!

Las movidas de Gustavo Gutiérrez y el marxismo camuflado

gustavo
Como se lo anuncié en el post anterior, dicen que las casualidades no existen y que siempre las cosas suceden por algo. Y es que por los primeros días del año en el Perú se produjeron ciertos movimientos que de extraño no tienen nada y que más bien cuentan con nombre y apellido. La lucha por el poder continúa ya que como se lo he repetido muchas veces pronto quedarán varias diócesis vacantes y es cuando casi todos los actores revelan su identidad para mover las mejores fichas en favor del amo que los manda.
Capítulo dominico
A comienzos del año, el prior provincial de los dominicos en el Perú, el padre Juan José Salaverry Villarreal, convocó al capítulo provincial a todos los dominicos en el Convento San Alberto Magno en el centro de Lima para la elección de su futuro sucesor. El 12 de enero fue la fecha elegida para comenzar este importante acto. Y ese día en medio de todos los frailes apareció Gustavo Gutiérrez, el sacerdote propulsor de la Teología de la Liberación que se desterró solo de Lima para no obedecer a su obispo y que no tuvo mejor idea que hacerse religioso dominico para poder seguir moviéndose por todo el mundo llevando las ideas equivocadas de la Teología de la Liberación y que la Iglesia no acepta.
El ahijado de Gutiérrez
Después de casi dos periodos como prior provincial de los dominicos, el padre Salaverry era consciente que era la hora del cambio. Todos los frailes tenían que elegir al sucesor pero por arte de magia, mejor dicho, por el arte liberador de Gutiérrez, las elecciones cobraron un nuevo giro.
Gutiérrez no sólo se dirigió a los dominicos como expositor sino también se dio tiempo para conversar con muchos de los participantes para convencerlos que el prior actual, es decir, el Padre Salaverry, continué en su puesto. Finalmente el proceso de votación se dio y adivinen quién fue elegido nuevamente. El mismo prior que ya tiene dos periodos y que contra todo pronóstico se va por un tercero. Sí, Salaverry fue re-re-electo. ¿Pero qué interés tiene Gutiérrez en que Salaverry continúe en el cargo?
La verdad de la milanesa
La respuesta es tan sencilla que salta a la vista. Desde que el Papa Francisco asumió el pontificado el sector de la Iglesia que se autodenomina “progresista” ha tratado de volver a salir a la palestra aprovechando los signos austeros del Santo Padre para decir que están vigentes. Inventaron reuniones que nunca existieron como la supuesta audiencia privada de Gutiérrez con el Papa cuando la verdad fue que Gutiérrez estuvo en una audiencia general donde van cientos de personas y allí cuando pasó el Papa lo saludó y este sector se las arregló como siempre para aprovechar el momento y hacer una gran publicidad.
Como era evidente, los medios de izquierda que difunden estas ideas nunca dijeron lo contrario porque lo importante era crear esa sensación en el mundo que nuestro querido Papa Francisco los abrazaba, nada más falso porque la Iglesia ya tiene una postura bien firme sobre esta teología y que no cambiará. Y ya lo dijo el mismísimo Francisco.
Pero regresando a Lima donde acontecen los hechos. ¿Qué sacaría Gutiérrez con la reelección de Salaverry?, pues la respuesta es sencilla. En los últimos meses el Arzobispo de Trujillo ha sido visto en varias ocasiones con el flamante prior provincial para que este pase a sus filas, y el ofrecimiento que le han hecho es la prelatura de Chuquibambilla, en otras palabras el obispado. Y Gutiérrez es el intermediario y lobista del negocio. ¿Qué diría San Martín de Porres o Santa Rosa de Lima?
De esta manera aún se siguen manipulando nombramientos y promoviendo nuevas fuerzas para las próximas elecciones del Presidente de la Conferencia Episcopal del próximo año. No tienen reparo ahora en mostrar ese rostro que siempre han ocultado con Roma de que en el Perú este sector oscuro de la Iglesia cobija entre sus filas de manera asolapada la teología de la liberación del Padre Gutiérrez. Es de entenderse cómo se dejan ganar por el pensamiento de Marx antes que por la enseñanza de Jesucristo lo que demuestra que este poder nefasto hasta ahora mantiene la teología que tanto daño a hecho a la Iglesia.
Al respecto este samurái que ama a la Iglesia y que a pesar de tanta basura sigue creyendo, quiere compartir con Cabrejos y sus amigotes lo que acaba de decir el Papa Francisco para el nombramiento de obispos. Solo para que medite, reflexione y ejecute, más luces ¡ya pues!
“Que los Obispos no sean apólogos de las propias causas, ni cruzadas de las propias batallas. Y que no sean elegidos según eventuales escuderías, grupos o hegemonías. Obispos que se queden en su diócesis y que no se las pasen viajando para asistir a encuentros y congresos. Obispos elegidos por el Espíritu Santo y requeridos por el santo pueblo de Dios. Se necesita testimonios de la resurrección que anuncien la salvación, pastores que sean capaces de actuar no para sí, sino para la Iglesia, para el rebaño, para los demás, sobre todo para aquellos que según el mundo hay que desterrar”, nos ha iluminado el Santo Padre.
No basta con ir a Roma para regalar ponchitos, no basta con hablar tanto de una iglesia pobre para los pobres, empecemos a hacer caso a nuestro querido Papa, con nuestras obras.
Muy pronto “Soy el Chaman del Norte y hago lo que quiero”, la crónica completa de sus travesías y travesuras por la laguna de las Huaringas. ¡No se lo pierda!
http://samuraidelafe.wordpress.com/

EL ATEO MARIO VARGAS LLOSA INSULTA Y MALTRATA A LA IGLESIA CATÓLICA

Mario Vargas Llosa. Foto: Arild Vagen (CC-BY-SA-3.0)
Mario Vargas Llosa. Foto: Arild Vagen (CC-BY-SA-3.0)
LIMA, (ACI/EWTN Noticias).- La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) respondió a los “adjetivos irrespetuosos" emitidos por el escritor Mario Vargas Llosa contra la Iglesia Católica en una publicación reciente en la que defendió el “matrimonio” gay, y le recordaron que no es el guardián de la conciencia del Perú.
En un comunicado difundido hoy, la CEP señaló que “como personas y como peruanos, los obispos del Perú tenemos el derecho y la libertad de expresar las enseñanzas de la Iglesia a nuestros fieles y a la opinión pública, con el respeto que siempre lo hemos sabido hacer; más aún cuando los temas tienen que ver con la dignidad de la persona y con su fin último que es la salvación, porque solo así se construye una sociedad justa y pacífica”.
En su columna titulada “Salir de la barbarie”, publicada el 20 de abril en simultáneo en el diario La República de Perú y El País de España, Mario Vargas Llosa calificó de “cavernario y de una crasa ignorancia” un reciente comunicado de la CEP en el que los Obispos criticaron el proyecto de ley de “unión civil” de personas homosexualesrepetidamente develado como un “matrimonio” gay encubierto.
Vargas Llosa dijo que quienes defienden la familia y se oponen al “matrimonio” y a la adopción de niños por parte de parejas homosexuales son el “sector más troglodita de la Iglesia Católica” y calificó al comunicado de los Obispos como “exabruptos homófobos”.
Al mismo tiempo, acusó al Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani. de favorecer el régimen de esterilizaciones forzadas ejecutado durante el gobierno de Alberto Fujimori, olvidando que, tal como reconoció la feminista Maruja Barrig en su libro “Persistencia de la Memoria”, fue la Iglesia Católica, con sus sacerdotes y Obispos -como el hoy Cardenal Cipriani-, la primera en denunciar las esterilizaciones forzadas.
En su comunicado de hoy, la Conferencia Episcopal Peruana señaló a Mario Vargas Llosa que “insultar y ofender a quien respetuosamente manifiesta su propia opinión, en un país donde hay libertad de expresión, solamente porque no se está de acuerdo con sus ideas, no ennoblece a nadie”.
“Menos aún cuando en ocasiones como ésta, el Dr. Vargas Llosa, se arroga el derecho de guardián de la conciencia de los otros, asunto que supera su competencia”.
Los Obispos peruanos remarcaron que “dialogar con respeto es democracia verdadera; la intolerancia y el insulto fomentan la violencia de la que ya soportamos abundantes muestras”.
“Fomentar la paz con respeto mutuo y libertad es lo que verdaderamente hace noble a la persona”, destacaron.
La CEP subrayó que “el Perú al que amamos tiene derecho a ver fortalecida su institucionalidad, el transparente servicio a la verdad y la defensa de la dignidad de las personas”.

18.2.14

Los pastores evangelicos más ricos de Brasil, según Forbes

Integran una selecta lista con fortunas que oscilan entre los US$ 65 millones y US$ 950 millones; el más rico es el fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, presente en Uruguay

Edir Macedo

Edir Macedo, el fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, es el pastor más rico de Brasil, con una fortuna de US$ 950 millones, según una lista elaborada por Forbes.

El pastor vendió más de 10 millones de libros evangélicos, algunos muy críticos con la Iglesia Católica, aunque su gran inversión se hizo en la década del 80 cuando adquirió Rede Record, la segunda estación televisiva más vista de Brasil. También tiene otros bienes como el diario Folha Universalm el canal de noticias Record News, y un jet privado Bombardier Global Express. Tiene iglesias en Estados Unidos y por toda América Latina. También está presente en Uruguay, y de hecho está construyendo su Catedral en 18 de julio y Pablo de María.

Según explica Forbes, está continuamente enfrentando escándalos. Por ejemplo, denuncias vinculadas a desviaciones de fondos que estaban previstos para la caridad, acusaciones oficiales de fraude y lavado de dinero.

Valdemiro Santiago
Es un antiguo predicador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada por Macedo.

Lo expulsaron de la institución tras malos entendidos con su jefe. No obstante, fundó su propio templo llamado Iglesia Mundial del Poder de Dios, que hoy posee más de 900.000 seguidores y más de 4.000 templos.

Las revistas de negocios brasileñas calculan que su fortuna es de unos US$ 220 millones.

Silas Malafaia
Es el líder de la Asamblea de Dios, la mayor iglesia pentecostal de Brasil.

Malafia, con una fortuna valuada en US$ 150 millones, en 2011 lanzó una campaña llamada "El club de un millón de almas", que tenia el objetivo de recaudar US$ 500 millones y, así, crear una cadena de televisión para la iglesia, que sería transmitida en 137 países.

Romildo Ribeiro Soares
Es cantante, compositor y tele-evangelista brasileño. Es el fundador de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios y uno de los rostros más vistos en la TV brasileña. Tiene un jet privado King Air 350, valuado en US$ 5 millones. Según revistas de negocios brasileñas, su fortuna es de unos US$ 125 millones.

Estevam Hernandes Filho
Junto a su pareja Sonia son los fundadores de la Iglesia Renacer en Cristo. Su fortuna es valuada en US$ 65 millones, aproximadamente, por revistas de negocios de Brasil.

En 2007, fueron arrestados en Miami, acusados de transportar más de US$ 56.000 en efectivo no declarado.

En Brasil tienen abierta una causa por la caída de un techo en uno de sus templos, que provocó la muerte de nueve personas.

Vía | elobservador.com.uy

100 mejores consejos para triunfar en la vida


1°. MANTENGA UN PROPÓSITO BIEN DEFINIDO EN LA VIDA: pues no tener una meta central para alcanzar el éxito es la causa principal del fracaso.

2°. CONQUÍSTESE USTED MISMO MEDIANTE LA DISCIPLINA: esta se adquiere practicando el autodominio.

3°. MEZCLE LA EDUCACIÓN Y LOS CONOCIMIENTOS CON LA PRACTICA: recuerde que: "a los hombres no se les paga simplemente por lo que saben, sino por lo que hacen con lo que saben".

4°. EVITE LA EXCESIVA PRUDENCIA: pues a la persona que no se decide pronto, alguien le sale adelante.

5º. APRENDA A PENSAR Y A ACTUAR: decídase... el que no se arriesga no cruza la mar.

6°. MANTENGA UNA ACTITUD POSITIVA FRENTE A LA VIDA: obtenga poder haciendo que otros cooperen con usted.

7°. NO DEJE NADA A LA SUERTE NI AL AZAR: las loterías son para que uno solo gane y miles pierdan.

8°. ADQUIERA UNA SALUD ILIMITADA: la salud está sujeta a su dominio y control; la salud se pierde por comer en exceso carnes, grasas animales; por la falta de ejercicio físico, falta de aire puro y sol; por exceso y mal uso de los placeres sexuales, de pensamientos negativos, cólera, rabia, envidia y por el uso de cigarrillos y bebidas alcohólicas.

9°. SEA PERSISTENTE: no abandone las tareas en mitad del camino. Si usted es perseverante y tenaz verá como el fracaso se cansa dejándole su puesto al éxito. El fracaso no puede luchar contra la tenacidad de un hombre.

10°. ASOCÍESE CON BUENOS AMIGOS: evite el trato con personas que constantemente se quejan de la mala situación.

11°. NO DILATE SUS PROGRAMAS: no deje para mañana lo que puede hacer hoy; evite sus propias excusas que tratan de tranquilizarlo para no hacer algo hoy.

12°. OBTENGA DOMINIO SEXUAL: la energía sexual es el más poderoso de todos los estímulos por ser la más poderosa de las emociones. Que no se desborde… no es todo en la vida.

13°. MANTENGA UNA FUERZA DE ACCIÓN DECIDIDA Y DEFINIDA: los hombres de éxito toman decisiones y se definen por una acción que consideran benéfica; no obstante, pueden cambiarla o mejorarla con rapidez si lo estiman conveniente.

14°. EVITE LA SUPERSTICIÓN Y LOS PREJUICIOS: son formas de temor e ignorancia. Los hombres de éxito no le temen a los fantasmas.

15°. ELIJA EL TRABAJO QUE LE GUSTA: ningún hombre logra triunfar en una empresa en la cual no le agrada estar; el trabajo ha de ser vocacional para poder trabajar con alma, vida y corazón.

16°. CONCENTRE TODOS SUS ESFUERZOS EN UN SOLO OBJETIVO: el que tiene muchos oficios nunca se destaca en ninguno porque la concentración y el esfuerzo se dispersan.

17°. APRENDA A PENSAR: recuerde que el solo acto de pensar no trae éxito, se requiere saber pensar y luego actuar.

18°. APRENDA A ACTUAR: recuerde que actuar sin pensar es como disparar sin apuntar.

19°. LEA LIBROS DE SUPERACIÓN PERSONAL: nadie puede motivar a otra persona... solo puede brindarle los medios; por tanto recurra a la automotivación.

20°. ARROJE DE USTED LA ENVIDIA Y LA VANIDAD: son emociones negativas que definitivamente arrastran hacia el fracaso.

21°. SEA HONESTO: la persona deshonesta pagará sus hechos con la pérdida de su reputación y, quizá, con la privación de la libertad.

22°. APRENDA A COOPERAR CON LOS DEMÁS: tenga presente que la unión hace la fuerza; grandes oportunidades le esperan a los que están unidos. No sea egoísta creyendo que progresará solo.

23°. NO ABUSE DE NINGUNA ACTIVIDAD: lo que más perjudica al hombre es el abuso en la comida, la bebida y las funciones sexuales.

24°. CULTIVE EL ENTUSIASMO: sin entusiasmo una persona nunca logrará convencer a otra; además el entusiasmo es contagioso. Por eso la persona que lo posee siempre es bien recibida.

25°. TENGA UNA MENTE ABIERTA A LAS NUEVAS IDEAS: el hombre incrédulo está inmóvil y es el freno de la humanidad. Una persona que se cierra a todo tema rara vez progresa; respete la opinión religiosa, racial y política de la gente.

26°. NO DUDE EN HACER UN CAMBIO CUANDO LO ESTIME NECESARIO: es de sabios cambiar de opinión. Únicamente el terco sigue apegado a una sola idea y, aferrado a ella, cae en el hoyo del fracaso.
27°. NUNCA TRATE DE GANAR UNA DISCUSIÓN: quien gana discusiones pierde negocios.

28°. LLEVE CONSIGO MISMO SU PROPIO PODER: un deseo de libertad le proporciona libertad y un gran deseo de riqueza le proporciona riqueza. La mente, mediante su fuerza cósmica, le entregará lo que usted le pida.

29°. LUCHE POR ALGO IMPORTANTE: un fuerte motivo obliga a uno a superar muchas dificultades. Si piensa en grande sus realizaciones crecerán.

30°. DESARROLLE UN DESEO INTENSO POR LO QUE QUIERE: es fácil adquirir un objetivo mediante la persistencia. Desarrolle un deseo intenso por alcanzar su ideal.

31°. ADQUIERA LA SEGURIDAD EN SI MISMO: si usted cree que puede... podrá. La creencia en la propia habilidad origina la capacidad para llevar a cabo un plan.

32°. NO LE TEMA A LA CRITICA: las personas que critican por lo regular nunca hacen nada ni dejan hacer algo a las personas que les hacen caso.

34°. NO LE TENGA MIEDO AL FRACASO: los primeros fracasos son casi siempre éxitos disfrazados; con ellos se obtiene el mejor dinero que algunos llaman experiencia.

35°. POSEA UNA MENTE TRIUNFANTE: aléjese de todas las influencias negativas, incluyendo las sugerencias mal intencionadas de parientes, amigos o amistades superficiales.

36°. PROCURE UNA ALIANZA PARA EL PROGRESO: frecuente a personas que le estimulen para seguir adelante con tal plan, con tal propósito.

37°. RECURRA A LA INTELIGENCIA INFINITA: la meditación es el contacto de los hombres con seres superiores. Aprenda a meditar; utilice la meditación trascendente... consulte.

38°. APRENDA A UTILIZAR MAS CEREBROS FUERA DEL SUYO: haga preguntas a las otras personas; ellas le podrán ayudar a forjarse una idea mejor; pero esto no quiere decir dejarse influir por los demás.

39°. PIENSE SIEMPRE QUE VA A OBTENER EL ÉXITO: Nunca piense en la pobreza porque equivale a atraerla; piense en riqueza y equivaldrá a llamarla.

40°. CONSTRUYA UN BANCO DE IDEAS: todos tenemos facultades creadoras: camine, observe, piense y deje que las ideas inunden su mente. Anote las mejores.

41°. GANE CON SOLO CREER: al creer con sinceridad que un trabajo puede hacerse se esta ganando un 50% del esfuerzo, pues el creer pavimenta el camino a la realización de un trabajo.

42º. RECUERDE QUE LAS IDEAS SOLAS NO TRAEN ÉXITO: las ideas solo tienen valor cuando usted actúa sobre ellas.

43º. PIENSE EN TÉRMINOS DE 'AHORA': las palabras más tarde o después equivalen a nunca. Sea de la clase de persona que dice estoy arrancando ya mismo.

44º. EMPRENDA LOS NEGOCIOS PRONTO: no pierda el tiempo esperando fechas especiales ni condiciones favorables para actuar. Tome la iniciativa y decídase inmediatamente.

45º. DEMUESTRE QUE POSEE CAPACIDAD Y AMBICIÓN: hágale ver a la gente que usted es capaz, que usted sabe pensar y que sabe actuar.

46º. SAQUE PARTIDO DE LOS FRACASOS: al estudiar los reveses encontrará las claves del éxito. Cada vez que alguien perdió por un lado aprendió por el otro.

47º. NO CULPE A LA MALA SUERTE: investigue cada descalabro y encontrará que tuvo una causa negativa que lo originó.

48º. TODA SITUACIÓN PRESENTA UN LADO BUENO APROVECHABLE:permanezca en su meta, no se desaliente, usted tiene muchos recursos y la vida muchas salidas.

49º. EMPLEE METAS QUE LE AYUDEN A CRECER: la meta es un sueño sobre el cual se actúa. Pregúntese dónde quisiera estar; qué quisiera llegar a ser; luego recurra a su mente para que ella materialice ese deseo.

50º. DESTIERRE LOS SIGUIENTES HÁBITOS:
A) Posponer las cosas.
B) Aceptar chismes.
C) Ver mucha televisión.
D) Hablar en lenguaje negativo.

51º. ADQUIERA LAS SIGUIENTES CUALIDADES:
a) Planee cada noche el trabajo del siguiente día.
b) Invierta en educación.
c) Lea un libro de autoayuda.
d) Retírese 30 minutos diarios a un sitio tranquilo y piense en grande.

52º. ESTABLEZCA CON CLARIDAD A DONDE QUIERE LLEGAR:pregúntese qué debería estar haciendo dentro de un año, dentro de cinco. Su vida es demasiado importante para dejarla al azar: piense, actué y triunfe.

53º. REALICE SU META A RAZÓN DE UN PASO CADA VEZ: no trate de hacer todo al mismo tiempo; trácese metas por días, meses, años y cúmplalas.

54º. LIBERE SU PODER CREATIVO: conferencie consigo mismo y conecte su pensamiento al poder supremo mediante el acto de meditar.

55º. SEA HUMANO EN LOS TRATOS CON LA GENTE: cuando deba dirigir a alguien pregúntese ¿cuál es el medio humano para hacer esto? luego piense como le agradaría a usted que le ordenaran hacer tal cosa.

56º. ATRAIGA EL PROGRESO: el mejor imán para atraer el progreso es creer en el progreso, pensar en el progreso e impulsar el progreso.

57º. APRENDA A RECONOCER LOS ENFERMOS MENTALES: las personas que critican están sicológicamente enfermas, no les haga caso. La persona que te dice: no vas a poder tiene una enfermedad contagiosa, huye de ella.

58°. ENGRANDEZCA Y CONTROLE LAS SIETE PRINCIPALES EMOCIONES POSITIVAS QUE SON: esperanza, entusiasmo, fe, deseo, noviazgo, sexo y amor.

59°. EVITE LAS SIETE PRINCIPALES EMOCIONES NEGATIVAS QUE SON: cólera, odio, temor, celos, codicia, venganza y superstición.

60°. LA FUERZA QUE SEÑALA AL ÉXITO ES LA FUERZA DE SU MENTE:usted puede obligar a la vida para que le diga si manteniendo sus planes y ambiciones fijos en su mente sostenidos por un positivo deseo.

61°. RECUERDE A CADA HORA LA PRIMERA CONDICIÓN DEL ÉXITO:escoger un definido propósito y luego ceñirse a él con toda firmeza y empeño hasta que llegue a convertirse en realidad.

62°. TENGA PRESENTE LA CAUSA MÁS COMÚN DEL FRACASO: es el hábito de abandonar una empresa por el simple hecho de sentirse derrotado. Antes que el éxito llegue, es seguro que debe encontrarse con mucha; derrotas temporales.

63°. CONVIERTA LA DERROTA EN VICTORIA: el hombre de éxito dispone de tiempo para analizar los fracasos buscar en ellos conocimientos valiosos para luego triunfar. El hombre que no teme fracasar llegará al éxito.

64°. SEA EL DUEÑO DE SU DESTINO Y EL CAPITÁN DE SU ALMA: el cerebro se magnetiza con pensamientos este magnetismo atrae fuerza de acción que convierte los pensamientos en sólidas realidades.

65°. DESARROLLE UN DESEO INTENSO DE PROGRESO: si realmente desea progreso con tanta fuerza hasta que ese deseo se constituya en obsesión, usted no tendrá dificultad en obtenerlo pues ideas valiosas le llegarán, una fuerza intensa le ayudará.

66°. SI LO QUE DESEA USTED ES CORRECTO CREAEN ELLO Y ACTUÉ DE INMEDIATO: lleve a cabo su idea y cuando se encuentre con una derrota temporal, piense que puede ser un empuje para alcanzar el triunfo.

67°. NUNCA ACEPTE LA DERROTA: la derrota es un esta do mental; si usted la acepta estará derrotado; si no la acepta no lo estará.

68°. UTILICE EL PODER CÓSMICO EN MOMENTOS DIFÍCILES: existe un guía invisible para cada uno de nosotros que da lo que se le pide. Sus condiciones para darnos la fuerza son: creer firmemente en que todo se puede lograr; pero esta creencia no debe ser simple deseo o esperanza.

69°. EL TIEMPO ES ORO, AHÓRRELO: ningún hombre, no importa edad ni posición, tiene más tiempo a su disposición del que usted tiene ahora. Como usted lo organice determinará el éxito o fracaso en la vida.

70°. VENZA LA PREOCUPACIÓN: ponga por escrito las cosas que le preocupan y asígneles un determinado tiempo para efectuarlas; esto le bajará su preocupación. Cuando algo le preocupa mucho enfréntese al problema de una vez y dejará de preocuparle para siempre.

71°. APRENDA A DELEGAR: no malgaste su tiempo en trabajos que puedan ser realizados por otra persona de menor capacidad que usted.

72°. ¡CUIDADO! LAS LAMENTACIONES DESTRUYEN: lamentarse de la vida, del tiempo y de la salud equivale a programar la mente en forma negativa y, a la vez, se pierde el tiempo en los intervalos de una lamentación inútil.

73°. NO VIVA EN EL PASADO: es bueno aprender de los errores anteriores pero no podemos regresar al pasado para corregirlos; no reniegue del pasado pues nuestro progreso actual es debido a las lecciones que hemos aprendido a través de la experiencia.

74°. EVITE LAS INTERRUPCIONES: no se comprometa en actividades en las cuales no tenga un verdadero interés. Seleccione cuidadosamente sus programas pues es su tiempo el que está gastando.

75°. APRENDA A ESCUCHAR CUIDADOSAMENTE: si se va a encargar de un asunto asegúrese de obtener todos los datos. Conozca el cuándo, el dónde y el por qué del asunto a tratar.

76°. UTILICE UN DIARIO: una libreta en la cual anote todas las experiencias, los trabajos por hacer y los datos de importancia. No confíe nada a la memoria, mantenga la libreta a mano y anote todo.

77°. APRENDA MIENTRAS ESPERA; siempre lleve consigo un libro o trabajo que le permita utilizar el tiempo cuando tenga que esperar. Este sistema no solo le ayuda a ahorrar tiempo sino que le hace la espera más placentera.

78°. SU CUERPO ES UNA CENTRAL DE ENERGÍA: aprenda a canalizar las siete manifestaciones de energía que emanan de su ser: la energía física, la energía nerviosa, la energía vital, la energía sexual, la energía mental, la energía cósmica y la energía espiritual, (consulte los libros de esta colección).

79°. VENZA LA PREOCUPACIÓN Y EL MIEDO: en un estudio científico se determinó que el 90% de las preocupaciones que afectan a los humanos no pasan de ser simples preocupaciones. Espere lo más posible para preocuparse. Si teme hacer algo haga la cosa que teme y vencerá su temor.

80°. ATRAIGA EL TRIUNFO PARA SI: si usted alimenta la mente con pensamientos positivos, su mente atraerá fuerzas de acción que convierten las ideas en sólidas realidades.

81°. EVITE LA DERROTA: no permita que en su interior se acomode la envidia, los celos, la malicia y la ira, son imanes negros que atraen la derrota.

82°. NO COMPRE LO QUE NO LE HACE FALTA: lo que no se necesita es caro a cualquier precio; muchos se han arruinado por comprar gangas. El que compra lo que no necesita se verá obligado a vender lo que necesita.

83°. OBTENGA LA PAZ MENTAL: frecuente los sitios naturales, aléjese del bullicio de la ciudad, destine tiempo para hablar consigo mismo, relaje sus músculos, piense, respire profundamente, en conclusión, haga algo por usted mismo.

84°. DISTINGA EL CAMINO DE LA FORTUNA: es fácil distinguir el camino que lleva al triunfo porque en él se observan las siguientes cumbres: fe, entusiasmo, amor, confianza, tolerancia, trabajo, honradez, orden, ahorro, sencillez, estudio y dedicación tenaz.

85°. EVITE EL CAMINO DEL FRACASO: pues en el que se observan los siguientes abismos: incredulidad, desaliento, odio, desconfianza, impaciencia, pereza, deshonestidad, desorden, desperdicios, ignorancia, haraganería y miedo.

86°. ACUDA A LOS PODERES CÓSMICOS: los poderes cósmicos se pueden utilizar para triunfar en los negocios, para obtener salud, o para obtener la paz espiritual. Estos poderes son: la fe, la confianza en el yo superior y la oración.

87°. FELICÍTESE POR SUS ÉXITOS: los éxitos dependen de usted; así que, cuando triunfe en algo, la primera felicitación debe provenir de su interior.

88°. CONVIERTA LA DERROTA EN VICTORIA: cuando cometa algún error no se sub-estime ni se disculpe ante sí. Piense que fue una experiencia a la vez que adquirió un conocimiento. Si usted logra encontrar en cada error un motivo de experiencia su mente admitirá ese error como motivo de aprendizaje.
89°. NO SE DESESPERE: aprenda a vivir satisfecho con lo que tiene sea poco, regular o mucho; esto no quiere decir que no deba trazar nuevas metas para alcanzar vastos horizontes.

90°. APRENDA A ESPERAR: no se apresure, tome el tiempo suficiente para hacer cada cosa. Aproveche las experiencias pasadas para programar el futuro pero viva el presente.

91°. SEA PERSUASOR: el mejor medio para persuadir a los demás es hablar acerca de lo que ellos quieren o necesitan. Tenga presente que nadie le presta atención a lo que no te interesa. El mejor secreto del éxito reside en la capacidad para pensar en el punto de vista del prójimo.

92°. RECURRA AL GRAN 'YO': ya sabemos que dentro de nosotros espera un ser superior que es nuestro verdadero ser. Este no siente miedo, no tiene defectos y, en cambio, tiene sabiduría y fuerza para realizar cualquier acción en el momento que sepamos recurrir a él.

93°. HAGA UN EXAMEN DE SI MISMO: reconozca sus flaquezas pero también descubra sus cualidades. Si elabora una lista con ambas condiciones notará que sus cualidades y poderes superan en gran porcentaje a sus flaquezas, y podrá decir soy un éxito.

94°. ENCIENDA SU FUERZA MAGNÉTICA: los deseos intensos crean intensas fuerzas de atracción magnética que logran afectar a las cosas y personas que se encuentran cerca del ser que siente el deseo. La energía mental atrae las oportunidades que unos llaman suerte.

95°. OBTENGA LO QUE NECESITA: cuando usted empeña su corazón y su alma en un proyecto lo realiza. Creer es poder, y comenzar a actuar con fuerza es obtener lo deseado.

96°. PROTEJA SU MENTE: si usted cuida su mente, ella lo cuidará a usted; su cerebro no es un recipiente de basuras para echar allí todo lo que dice la prensa, la radio o la televisión. Note que las personas fracasadas son las que mas horas pierden leyendo las crónicas rojas de la prensa, accidentes, desgracias, atracos, y son los fracasados los que embadurnan su mente con todo tipo de sucesos o propagandas que no rinden beneficios.

97°. ADQUIERA UNA PERSONALIDAD TRIUNFANTE: actúe confiado y seguro en sus movimientos: sitúese frente a las personas; establezca contacto con los ojos cara a cara; camine un 25% mas aprisa y sonría en grande.

98°. VENZA EN TODO MOMENTO: cuando se enfrente a una difícil situación diga: "Venceré". Cuando una oportunidad aparezca diga: "Yo puedo". Cuando entre en competencia diga: "Yo soy igual o mejor".

99°. PREPÁRESE PARA EL TRIUNFO: domine los impulsos negativos, tenga disposición hacia el cambio, encare la realidad con buen ánimo, líbrese del temor y de la ansiedad; sea generoso y aprenda a congeniar con la gente.

100. PIENSE ACTÚE Y TRIUNFE: siga la acción del siguiente poema universal:

Si crees que estás derrotado, es que lo estás.
Si crees que no, no lo estarás.
Si te gusta ganar, pero crees que no puedes,
es casi seguro que no ganarás.

Si crees que perderás, estás perdido,
pues en el mundo se ha de encontrar
que el éxito se inicia en la voluntad
y que todo es un estado mental.

Si crees en tu inferioridad, así será.
Tendrás que pensar alto para prosperar,
y tendrás que estar seguro de tí
antes que logres un premio ganar.

Las batallas de la vida
no se ganan por el hombre más rápido o más fuerte,
sino que, más pronto, el hombre que gana
es aquel que piensa ganar. 

 
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