25.10.11

LA VERDAD SOBRE EL ABORTO


“Si aceptamos que una madre pueda suprimir al fruto de su seno, ¿qué nos queda? El aborto es el principio que pone en peligro la paz en el mundo».

Madre Teresa de Calcuta. Premio Nóbel de la Paz 1979

 

 

 

«Cada año se pierden millones de vida humanas de pocos días de vida, con la complicidad silenciosa, muchas veces vergonzante, de la gran mayoría de la sociedad. Y son vidas como las nuestras. La única diferencia es que el horror de esta destrucción permanece oculto a los ojos de la sociedad por el velo natural del vientre de sus madres» (Dr. Justo Aznar [AyO, 399])Aborto

 

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Abortar es un terrible delito - Entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso. El Concilio Vaticano II lo define, junto con el infanticidio, como « crímenes nefandos »: « Abortus necnon infanticidium nefanda sunt crimina ».

 

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“me habeis asesinado…”


DESARROLLO DEL TEMA I. 


INTRODUCCIÓN



Entre los dramas más profundos de nuestro tiempo se encuentra la pérdida del sentido transcendente de la persona humana, el olvido de su genuina dignidad y la esclavitud de los hombres a sus propias obras y proyectos.

Por ello la vida humana se ve amenazada de múltiples maneras. Situación que no responde al designio de Dios Creador, ni al proyecto humano de ser hombre.
Una manifestación de este diagnóstico es el aborto provocado y procurado, aceptando en tantos casos a nivel legal. Se viene a consentir en la muerte injustísima de inocentes, motivado la mayoría de las veces por comodidad, por ignorancia y desinformación, e incluso por soledad.
Los objetivos de este trabajo son ofertar una información básica, unos criterios sólidos y una panorámica sobre el fenómeno del aborto provocado, su realidad biológica, el tratamiento legal, la consideración social y sus aspectos éticos-morales. Así se dispone de claves y de argumentaciones sobre el valor y la dignidad de la vida humana, y con la consideración que deben merecer por parte de las personas, las instituciones, los poderes públicos y la propia legislación.
II. LA REALIDAD BIOLÓGICA (El vientre materno: de cuna natural a corredor de la muerte(1))
I. EL COMIENZO DE LA VIDA HUMANA
1. Momento clave: la unión del espermatozoide con el óvulo
1.Cada individuo tiene un comienzo preciso: el de su concepción
Desde que se produce la fecundación mediante la unión del espermatozoide con el óvulo, surge un nuevo ser humano distinto de todos los que han existido, existen y existirán.
La biología nos enseña que los progenitores están unidos a su progenie por un eslabón material continuo en el que el óvulo fecundado posee el programa completo: se trata del filamento molecular del ADN. En cada célula reproductora este filamento, de un metro de longitud aproximadamente, está cortado en piezas, los cromosomas, que son 23 en nuestra especie, localizados en el núcleo celular. La genética estudia la naturaleza y función del ADN. Todo lo que un organismo materialmente será se encuentra escrito en su ADN
La vida tiene una historia muy larga, se remonta a tiempo inmemorial, pero cada individuo tiene un comienzo preciso, el momento de su concepción. Durante la vida de un individuo, todas las células que lo componen tienen los mismos cromosomas, que se reunieron por vez primera en el cigoto. El ADN nuclear se convierte en una suerte de código de barras; es la huella digital molecular de la materialidad del cuerpo, y por tanto de la persona.
Sin embargo, la vida biológica no es los cromosomas, sino la célula en la que se encuentran, puesto que una célula es la menor porción de materia organizada capaz de mantener y transmitir la vida(2).
2.Patrimonio genético y sistema inmunológico propios
A partir de la fecundación hay un nuevo patrimonio genético, distinto del de la madre. Y un sistema inmunológico propio, también diferente del de la madre; hay pues una nueva vida humana, que se concreta en la progresiva realización del nuevo individuo de la especie humana; no se da ya ningún cambio cualitativo que permita afirmar que primero no existía un ser humano y después sí.
Este cambio cualitativo únicamente ocurre en la fecundación y, a partir de entonces el nuevo ser, en interacción con la madre, sólo precisa factores externos para llegar a adulto: oxígeno, alimentación y paso del tiempo. El resto está ya desde el principio.
No estamos ante un ser humano potencial, sino ante una persona llena de potencialidades que deben desarrollarse. El dinamismo biológico de todo ser vivo comienza con la unión del espermatozoide con el óvulo. Schimmel y Crumm, en 1994 publicaban dos fotografías impresionantes: en una se observa el momento de la fecundación, por penetración con ayuda de una micropipeta de un espermatozoide humano en el citoplasma del óvulo humano; en la otra, tomada 45 horas después, en pleno proceso de segmentación, se fotografía la aspiración de una blastómera.
En el proceso de la fecundación(3), desde el desprendimiento del óvulo del ovario, su captación por las franjas tubáricas y la capacitación del único espermatozoide que penetrará en la célula femenina se ha estudiado como en el óvulo entra todo el espermatozoide y en su interior se mueve muy lentamente; los dos pronúcleos se va acercando hacia el centro, para fusionarse las cromatinas de ambos. El momento de la fusión de los dos pronúcleos, más que la adhesión de las membranas del espermatozoide y del óvulo, es el acontecimiento culminante de la fecundación, pues es entonces cuando se suman las dos cargas genéticas. Desde que se inicia hasta que termina esta fusión de núcleos pasan unas once horas. Después comienzan las divisiones, al principio de un modo muy rápido, y después más asincrónico.
3.La individuación se da desde el primer momento de la fecundación
Hasta el momento del nacimiento se producen unas 41 generaciones celulares, y muy pocas más tendrán lugar desde el nacimiento hasta el final de la vida.
El embrión, ya desde su más temprana etapa de evolución, influye poderosamente en la adecuación del organismo materno para su óptimo desarrollo, pero aunque la intervención del organismo materno sea muy importante, no significa que su actuación sea exclusiva y que consiga un total dominio en el desarrollo embrionario, sino que el nuevo ser tiene una autonomía relativa y real.
La individuación se da desde el primer momento de la fecundación. El genotipo va dirigiendo el desarrollo, que manifiesta el fenotipo, en el que también influyen las circunstancias externas, así se irá manifestando continuamente que ese ser tiene la condición de individuo de la especie humana.
2. La vida humana es concreta, es un continuo
A veces se presenta el término de vida humana como una idea abstracta; pero la realidad es que no existen más que seres humanos individuales. Una vida humana concreta no es, no puede ser otra cosa que un ser humano. El prerrequisito para la individuación es el paso inmediato que sigue a la concepción, minutos después de ésta. El desarrollo humano es un continuo en el que no hay saltos cualitativos, sino la progresiva realización del destino personal.
Lo que, habiendo sido engendrado por el hombre, se desarrolla autónomamente hasta tomar figura humana madura ha de ser considerado, en todo momento, como “alguien”, y no como “algo”. Para la condición de ser personal sólo puede y debe haber un criterio: la pertenencia biológica al género humano. De ahí que tampoco se pueda separar el comienzo y el fin de la existencia de la persona del comienzo y fin de la vida humana. Si existe “alguien”, existe desde que existe un organismo humano individual, y seguirá existiendo mientras el organismo esté vivo. El ser persona es la vida de un hombre(4)
II. ETAPAS SIGNIFICATIVAS EN EL DESARROLLO INTRAUTERINO
1. No al término pre-embrión
Aceptar el hecho de que tras la fertilización, un nuevo ser humano ha comenzado a existir no es cuestión de gusto u opinión. Su naturaleza, desde su concepción hasta su vejez, no es una disputa metafísica, es una simple evidencia experimental.
En esta continuidad del desarrollo embrionario se suelen distinguir tres periodos: una fase de prediferenciación, que abarca prácticamente el primer mes del desarrollo; una fase embrionaria, que ocupa el segundo mes y posiblemente parte del tercero, y el resto del tiempo que es el periodo fetal. Hacia la terminación del desarrollo, en el periodo fetal, predominan los procesos de crecimiento y aumento del tamaño de los órganos, ya formados con anterioridad totalmente, e incluso se van adquiriendo nuevas funciones.
La frontera entre unos y otros periodos no se puede determinar con conceptos convencionales, pero lo que no cabe el paso de una individualidad a otra; desde el cigoto, como la primera célula que resulta de la fusión de las células masculina y femenina, hasta la muerte, existe biológicamente el mismo ser. Es engañoso pretender que adquiera características de determinado periodo para reconocerlo como humano: un ser no es una etapa, es todas las etapas por los que pasa su vida.
La idea de pre-embrión es un concepto surgido en le Reino Unido, que abarca los 14 primeros días del desarrollo, viniendo a coincidir su terminación con la aparición de la línea primitiva. A éste término se le ha dado una connotación extrabiológica e incluso extracientífica, considerándolo como no humano.
2. Etapas del desarrollo intrauterino
La reproducción en el ser humano es sexual. Implica la formación y donación de gametos entre dos individuos: varón y mujer. La fecundación es interna así como el desarrollo del embrión; las crías son vivíparas, están vivas en el útero materno y el desarrollo intrauterino esquemáticamente, sigue las siguientes etapas:
Tras unas primeras divisiones celulares, este ser humano recibe el nombre de mórula, en la que pronto aparecerá una diferenciación entre las células que formarán el embrión y las destinadas a formar la placenta.
En el embrión de dos y cuatro células se verifica la síntesis de factores de crecimiento: él dirige su propio desarrollo según el plan de la especie humana. Se ha encontrado que en los primeros días de su existencia libera al medio sustancias que afectan al endometrio (tejido uterino de implantación) para adherirse y proseguir su crecimiento, mostrando que también se comunica bioquímicamente con su madre.
Surge después el blastocisto, que anidará en la pared del útero de su madre.
A continuación se van diferenciando sus órganos durante todo el periodo embrionario, al tiempo que la placenta se desarrolla plenamente. El comienzo del desarrollo del ser humano sucede entre los 17-20 días después de la fecundación.
La activación del ovocito se ha descrito como una verdadera “explosión de vida”, un despertar celular que pone en juego una serie de eventos concatenados que dirigen al cigoto a la división y diferenciación aumentando su complejidad. Esta explosión de vida se pone de manifiesto en el hecho de que la supervivencia del embrión es mayor en comparación con las células que le dieron origen, aún bajo condiciones de congelación.
El embrión, que ya se denomina feto, y continúa su crecimiento mientras se produce la maduración funcional de sus órganos hasta que, en un momento dado, nacerá y se llama neonato.
El desarrollo de los distintos órganos con la consiguiente división de funciones se realiza de un modo suave, perfectamente acoplado.
A las dos semanas de la fecundación se inicia el desarrollo del sistema nervioso.
A las tres semanas de vida comienza a diferenciarse el cerebro, aparecen esbozos de lo que serán las piernas y los brazos, y se puede comprobar cómo late el corazón y circula la sangre.
A las cuatro semanas ya empiezan a formarse los ojos.
En la semana sexta, la cabeza prácticamente tiene la forma definitiva, el cerebro está muy desarrollado, y se puede hacer al embrión un electroencefalograma, que detecta la actividad eléctrica de su cerebro; comienzan a formarse manos y pies; aparecen, cumplidos los cincuenta días, las huellas dactilares, las que permanecen para toda su vida, y que diferenciarán a este ser de millones de sus semejantes. Los labios se abren y se cierran.
A las ocho semanas, el estómago comienza la secreción gástrica; también aparecen las uñas, y en realidad todos los sistemas del cuerpo están funcionando; mide el feto unos cuatro centímetros y pesa unos cuatro gramos.
3. ¿Es problema la gemelación?
Como explican los profesores Velayos y Santamaría, ese ser, vivo y autónomo, tiene la condición de individuo de la especie humana. Se ha argumentado contra esta realidad el hecho de la posible formación de gemelos, al menos en las primeras fases del desarrollo, diciendo que un individuo humano no lo es si se puede dividir, con lo que se confunde individualidad con indivisibilidad.
El problema de los gemelos no es tal: significa que el comienzo de la vida del hermano gemelo se hace por desprendimiento de un grupo de células de su hermano, lo cual es cierto, pero lo único que cabe afirmar es que también en la especie humana, al igual que en otras especies animales y vegetales, se da la posibilidad de una generación distinta a la fecundación, por escisión.
La diferencia con otras especies estribaría en que en el hombre, esta posibilidad queda limitada a etapas muy iniciales del desarrollo, mientras que en otros seres vivos se mantiene en la vida adulta.
También se podría interpretar el fenómeno de la gemelación como la manifestación externa de la presencia ya desde el principio de dos hermanos que comparten un mismo hábitat físico hasta que sucede la separación gemelar, si bien esta posibilidad es teórica y difícil de ser demostrada.
En todo caso, siempre habrá una individualidad con una potencialidad de divisibilidad cada vez menor, lo que no invalida el que en todo momento, antes y después de una división con separación de células, se pueda hablar de individuo/individuos.
III. DESARROLLO EXTRAUTERINO
Hay cambios que no se producirán más que después de nacer. La primera dentición se da a los seis meses, y la salida de los dientes definitivos suele ocurrir a los siete años, y las últimas muelas no salen hasta bien avanzada la edad adulta.
Orgánicamente, sin saltos cualitativos, el neonato se hace niño, y el niño, tras la pubertad, adolescente. La pubertad, con todos sus cambios anatómicos y fisiológicos, acaece en la segunda década de la vida, donde aparece también la capacidad reproductora.
El adolescente pasa a joven, el joven a adulto y el adulto a anciano.
Estos son los nombres que distinguen las etapas de la vida de un solo ser que surgió con la fecundación y que será el mismo hasta que muera, aunque su apariencia externa, varíe de una a otra fase, con sus etapas evolutivas e involutivas.
IV ¿ QUÉ ES EL ABORTO?
La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el periodo no viable de su vida intrauterina, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Si esa expulsión del feto se realiza en periodo viable pero antes del término del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si el feto sobrevive como si muere.
El Derecho considera aborto la muerte del feto mediante su destrucción mientras depende del claustro materno o por su expulsión prematuramente provocada para que muera, tanto si no es viable como si lo es.
En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión natural o provocada, en cualquier momento de su vida intrauterina. Es la acepción que emplearemos en este libro.
V. ABORTO ESPONTÁNEO Y PROCURADO
El aborto puede ser espontáneo o provocado. El espontáneo se produce bien porque surge la muerte intrauterinamente, o bien porque causas diversas motivan la expulsión del nuevo ser al exterior, donde fallece dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre de su madre.
Si el aborto es provocado, se realiza matando al hijo en el seno materno o forzando artificialmente su expulsión para que muera al exterior.
VI. MÉTODOS HABITUALES EN LA PRÁCTICA DEL ABORTO
El aborto provocado tiene por objeto la destrucción del hijo en desarrollo en el seno materno, o su expulsión prematura para que muera.
Los métodos para lograr este abominable objetivo se eligen atendiendo a los medios de que se disponga y a la edad del feto que hay que suprimir. Los más utilizados son: aspiración, legrado, histerectomía, inducción de contracciones e inyección intraamniótica.
También existen los preparados farmacéuticos que, con apariencia de medicamento, se emplean para lograr el aborto.
Generalmente los métodos se utilizan sólo en los primeros meses del embarazo, ya que el hijo crece y se desarrolla muy rápidamente, y después tanto la trituración como la expulsión se hace muy difícil para quien realiza el aborto y muy peligrosa para la madre.
Como es fácil de comprender en todo tipo de aborto, existe además para la madre, el riesgo de infecciones, de perforación uterina y que a las hemorragias se una la lesión de órganos abdominales. Aunque ninguna de estas alteraciones sea muy frecuente, si queda también el peligro de que estas manipulaciones incidan negativamente en el desarrollo de embarazos posteriores.
Mucho más significativo es el alto riesgo de alteraciones psíquicas que aparecen bien directamente o bien tardía en la persona que ha abortado, en último término, por la intuición humana de que se ha realizado un crimen contra la vida de un inocente indefenso, algo que jamás puede justificarse.
1. Aborto por aspiración
Consiste en la dilatación del cuello uterino, con el instrumental adecuado para realizar esta función, para que por él pueda caber un tubo que va conectado a un potente aspirador. La fuerza de la succión arrastra al embrión y al resto del contenido uterino, todo deshecho en pequeños trozos. Una vez terminada la operación de succión se suele realizar un legrado para obtener la certeza que el útero ha quedado bien vacío.
Se utiliza este procedimiento cuando el embarazo es de menos de diez o doce semanas.
2.Método de legrado
El legrado o raspado, también llamado “curetaje”, es el método más empleado. Se comienza por dilatar convenientemente el cuello del útero, que sólo puede hacerse bajo anestesia. Después se introduce en el útero una especie de cucharilla de bordes cortantes, llamada legra o “cureta”, que trocea bien a la placenta y al hijo al ser conducida de arriba abajo por toda la cavidad del útero. Los trozos así obtenidos se extraen con la misma legra.
Se suele practicar el legrado sobre todo en los tres o cuatro primeros meses de la vida del hijo. Si el embarazo ha superado las doce semanas, las dificultades aumentan y hay que triturar muy bien el cuerpo del feto para sacarlo al exterior. A veces, pueden quedar grandes restos en el interior del útero, por ejemplo, la cabeza, y por eso el abortador debe identificar cuidadosamente todos los restos extraídos para asegurarse de que no ha quedado nada dentro de la madre.
3.Método de la histerectomía o minicesárea
Consiste en practicar una incisión en el útero a través del abdomen materno para extraer por ella al hijo y la placenta. Se suele emplear este método a partir de las veinte semanas del embarazo. Habitualmente se extraen niños vivos, pero que mueren después ya que generalmente no son viables hasta la semana veintiocho.
4. Aborto por inducción de contracciones
En este método se provoca la expulsión del feto y de la placenta mediante la administración a la madre, por diversas vías, de sustancias que provocan contracciones semejantes a las de un parto, como por ejemplo, prostaglandinas, la oxitocina.
Estas contracciones provocan la dilatación del cuello uterino, y la bolsa en que está el hijo, se desprende de las paredes del útero.
5. Método de la inyección intraamniótica
Se inyecta una solución salina hipertónica –o una solución de urea- en el líquido amniótico a través del abdomen de la madre. Estas soluciones irritantes provocan contracciones similares a las del parto, y tras la inyección, con un intervalo de uno o de dos días, el hijo y la placenta suelen ser expulsados al exterior. Con frecuencia, después se realiza un legrado, para asegurarse de la expulsión de la placenta.
Para que este método sea eficaz, el embarazo debe ser de cierto tiempo, de más de cuatro meses.
Además de la expulsión, estas soluciones son irritantes para el feto, que no sólo se envenena, sino que además le produce quemaduras extensas. El feto muere con toda seguridad.
6. Utilización de píldoras abortivas
Tanto los estrógenos como los prostágenos pueden recetarse para diversos trastornos ginecológicos. Una de las indicaciones de estas píldoras combinadas (estrógenos/prostágenos) y de las píldoras únicamente prostágenas es la anticoncepción.
Existen cuatro mecanismos identificados mediante los cuales pueden ejercer su efecto:
-inhibir de la ovulación;
-evitar la implantación endometrial del óvulo fecundado;
-alterar de la consistencia del moco cervical, inhibiendo la movilidad del espermio, y
-disminuir de la motilidad de la trompa de Falopio(5).
Uno o más de los cuatro mecanismos predominan al impedir el curso del embarazo, según el tipo de píldora utilizada.
Las principales que se utilizan son:
1. Las píldoras anticonceptivas combinadas
Las píldoras anticonceptivas combinadas, como ya se ha indicado, han sido consideradas como inhibidoras de la ovulación, y existen indicios que prueban que las más antiguas fórmulas de dosis elevadas hacían exactamente eso. Actualmente la composición son estrógenos en baja dosis, encaminadas a minimizar los efectos secundarios, y lo que se produce es la ovulación-ruptura, por lo que se conjetura que el mecanismo endometrial se activa más lentamente si se produce la concepción, al impedir el embarazo en curso. Generalmente inhiben bien la ovulación, y si no lo hacen, el endometrio no está tan atrófico para que no se implante la gestación.
2. Las píldoras únicamente prostágenas o minipíldoras
Están destinadas, principalmente a aquellas mujeres en las que están contraindicados los estrógenos. Con su empleo la ovulación se produce en alto grado, algunas fuentes señalan el 60%-85%. En tales casos, el modo de actuar depende del efecto prostágeno tanto sobre el endometrio como sobre el moco cervical. Se activa el mecanismo que vuelve poco receptivo el endometrio a la implantación, y así impide el embarazo
Se han realizado estudios estadísticos dando la conclusión de un aborto químico por cada 88 ciclos menstruales para una mujer que sistemáticamente tome la píldora combinada. Es decir, un aborto cada siete años.
7. Utilización de prostágenos inyectables
Actúan sobre el principio del mecanismo prostágeno, que comprende la interferencia en la ovulación, el moco cervical y la implantación endometrial. La evidencia clínica indica que el grado de ovulación con este sistema es muy bajo, pero será operativo en algún grado como se muestra por la tasa de embarazos descubiertos en un 0.3% por cien mujeres y año.
Norplant es un sistema de implante de modo subcutáneo, cuya función es originar la supresión del crecimiento del endometrio.
La efectividad de estos métodos, intentado muchas veces, sólo se ha conseguido en parte con la RU-486 (antiprogesterona del cuerpo lúteo) y la denominada píldora del día después (estrógenos y prostágenos a altas dosis).
8. RU-486
La RU-486 es un compuesto, Mifepristone, que inhibe la función de la progesterona bloqueando su acción, por ser un antagonista de sus receptores. Es además, un potente antiglucocorticoide, cuyo mecanismo de acción afecta al endometrio al que modifica e involuciona-, al miometrio –aumentando sus contracciones-, al cuello uterino –relajando el cervix y dilatando su orificio- y a la placenta –anula su función en el proceso de formación, con lo que se produce la muerte del embrión al privarle de las sustancias nutritivas-.
En síntesis, y en combinación con algunas protanglandinas, tiene un potente efecto abortivo. Su administración se realiza en época muy temprana del embarazo, antes de la sexta semana de la vida del hijo, por lo tanto, antes de que se produzca la segunda falta de la regla de la madre. 48 horas después de administrarse se produce una menstruación con la expulsión del embrión. También puede ser utilizada como coadyuvante en abortos de embarazos del segundo trimestre, y tiene otras aplicaciones relacionadas con estos campos.
Puede utilizarse tanto por vía vaginal como oral y su eficacia para conseguir el efecto abortivo es de un 96%; a veces, se ha practicar después un legrado para consumar este tipo de aborto.
Tiene además efectos secundarios, desde dolores abdominales, náusea y diarreas, hasta graves hemorragias uterinas, que pueden producirse entre una o dos semanas después del uso del abortivo, y que puede prologarse durante unos quince días(6). Últimamente se está prodigando el uso de Metothrexate IM a dosis única, para “reabsorber” el embrión y el Misoprostol –prostaglandina usada como protector gástrico- para inducir contracciones, dilatar el cuello uterino y expulsar el embrión.

 

Mamá y papá: siempre necesito de respeto

9. La píldora del día después

La comercialización, con receta médica, de la píldora de emergencia, también conocida como píldora postcoital o del día después, está generando un debate similar al que en su día protagonizó la RU-486, aprobada en España en el 2000, y que se suministra en hospitales y clínicas autorizadas, baja estricta supervisión médica.

A diferencia de las anteriores, utilizadas con este fin, en su composición se han eliminado los estrógenos y su fórmula básicamente es un gestágeno, el Levo-Norgestrel, más eficaz y con menos efectos secundarios como vómitos, náusea y tensión mamaria. O también, como ya hemos dicho, estrógenos y prostágenos a altas dosis, como Neogynona o Eugynon. Se emplean durante tres días.
Actúa sobre el sistema hormonal femenino: retrasa la ovulación, por lo que puede impedir la fecundación; impide la implantación del óvulo fecundado en la matriz, cambia la movilidad de las trompas de Falopio y hace que los espermatozoides vayan más despacio. Según The Lancet, su eficacia llega, sobre un 100% de fecundaciones producidas al 85%. si es que llega a darse su fecundación. Es un producto anticonceptivo y abortivo, si falla su efecto contra la fecundación.
Al entorpecer la implantación volviendo hostil la pared del endometrio a su implantación e impidiendo así el vínculo con la corriente sanguínea ricamente nutritiva de la madre. La consecuencia es la expulsión prematura y artificialmente inducida del embrión recién concebido.
Se le quiere dar un carácter de fármaco porque sus efectos secundarios, como ya hemos indicado y por lo que hasta ahora se conoce, son muy inferiores a los de otros anticonceptivos orales, pero esto es un error terminológico, ya que este producto ni cura ni previene ninguna enfermedad, pues el embarazo no es ninguna falta de salud.
Los embarazos de alto riesgo son otras cuestiones muy minoritarias. En este aspecto el Dr. Ángel García, secretario del Colegio de Médicos de Asturias, ha puesto de manifiesto como no es un problema nuevo el que los médicos no quieran recetarla. A lo largo de la historia ha habido médicos que se rebelaron contra sociedades y gobiernos que les exigían hacer lo que no debían. Todavía hoy Amnistía Internacional denuncia el encarcelamiento de algunos que no han querido colaborar con el correspondiente régimen despótico para hacer fechorías en los cuerpos de los hombres.
No se trata de razones religiosas, indicará este profesional, ni de cuestiones de conciencia, para que hayan de recurrir a la objeción de conciencia –con las posibles represalias laborales, aislamientos o al menos significación dentro del grupo en el ejercicio de la actividad clínica-. Lo lógico es que este tipo de productos, como ocurre con los preservativos, se ofrezca sin recurrir al médico, si es que efectivamente hay una demanda tal que la sociedad los desea como útiles.
Hay una serie de actividades, algunas relacionadas directamente con los actos fallidos del amor, como la anticoncepción, el aborto, la esterilización no terapéutica y otras que no son actos médicos, aunque tengan por objeto el cuerpo humano. El juramento de Hipócrates: “Y no daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo”, tiene un valor universal y sigue tan vivo como hace veinticinco siglos, porque tiene valor eterno, aunque haya lugares y épocas que no lo reconozcan.
10. Dispositivos intrauterinos
Es una técnica más de contracepción, tanto normal como de emergencia que, en este segundo caso, pretende utilizar medios para abortar, en un tiempo muy breve, después del acto sexual que se presume fecundante.
La inserción de la espiral o DIU se emplea en el caso en el que hayan transcurrido más de 72 horas de la relación sexual, presumiblemente fecundante, porque la espiral ejerce su efecto hasta los 5-7 días después de la ovulación, o bien si existe alguna contraindicación para el uso masivo de estrógenos o de estroprostágenos.
Son de distintos tipos: de polietileno y cobre, algunos de ellos con un núcleo de plata y otros impregnados de componentes hormonales, que se introducen en el útero. Todos ellos originan una reacción inflamatoria local, implicando cambios químicos y celulares que dificultan la implantación
Al insertar el DIU el endometrio se torna inhóspito, debido a la inflamación ocasionada por la presencia de un cuerpo extraño que acumula líquido y engrosa el endometrio y no permite la implantación del posible embrión formado. Entre los efectos colaterales de la inserción de la espiral se dan calambre uterinos, metrorragias e incremento de la enfermedad pélvica inflamatoria.
La espiral no impide la ovulación o la concepción, sino que más bien neutraliza la implantación del embrión recién concebido. Este rechazo bioquímico imposibilita la nutrición en curso y el embrión se pierde en el posterior flujo menstrual. Más que anticonceptiva, es una acción abortiva. (7)
11.La eliminación de embriones es una forma de aborto
El Consejo Pontificio para la Familia el 12-VII-2000, en respuesta a las numerosas consultas que este organismo había recibido sobre la “reducción embrional” ha declarado que esta eliminación de embriones es una forma de aborto A continuación, se resumen sus declaraciones.
1.Embarazos múltiples
En la actualidad son menos comunes los casos de embarazo múltiple, es decir, las situaciones en las que el seno materno alberga muchos embriones. De todos modos, siguen produciéndose, y su causa es bien la estimulación de los ovarios en caso de inefabilidad, o bien por el recurso de la fecundación artificial. Muchas veces, la falta de pericia en la aplicación de estas técnicas e ya un peligro para la vida de la madre como para los hijos concebidos.
Por lo que se refiere a los embarazos múltiples, algunos afirman que no pueden llegar a su fin, ya sea por la muerte espontánea de los embriones en el útero, ya sea por el nacimiento prematuro de los fetos sin esperanza de vida. Además, en caso de que todos los nascituros lleguen al parto, la dificultad obstétrica es grande.
Por estas argumentaciones, se llega a concluir que se podría justificar la selección y eliminación de algunos embriones para salvar a los demás, o al menos, a uno de ellos. Y así se ha introducido la técnica llamada “reducción embrionaria”.
2.El embrión es persona
Pero como todo embrión tiene que ser considerado y tratado como persona humana en el respeto de su dignidad eminente, como se afirma en Donum vitae, I, 1, debe reconocerse al nascituro desde el primer momento de su concepción todos los derechos humanos fundamentales y, en primer lugar, el derecho a la vida, que no puede ser violado de ningún modo. Mas allá de toda confusión y ambigüedad, se debe afirmar por tanto que la reducción embrionaria constituye un aborto selectivo, porque elimina directa y voluntariamente un ser humano inocente. Ya sea querida como fin o como medio, en ambos casos, la reducción embrionaria es siempre un desorden moral grave.
3.Nunca es lícito provocar la muerte de manera voluntaria
Se trata de una verdad a la que se puede llegar con la simple razón, el carácter ilícito de este comportamiento constituye una norma válida para todos los hombres. La prohibición moral sigue en pie incluso cuando seguir con el embarazo implique un riesgo para la vida o la salud de la madre y de los demás hermanos gemelos. No es lícito hacer el mal ni siquiera para alcanzar un bien. No puede justificarse ni en virtud del principio del llamado mal menor ni tampoco por el principio conocido con el nombre de “doble efecto”.
Tampoco hay que minusvalorar la posibilidad de que la adopción de la técnica de la reducción de embriones lleve a una mentalidad eugenésica, en virtud de la cual, a través de técnicas de diagnóstico prenatal, se llegue a medir el valor de una vida humana únicamente según parámetros de normalidad y de bienestar físico, a la luz de un concepto reductivo de “calidad de vida”.
De todos modos, si bien forma parte de los límites humanos tener que asistir en ocasiones de manera impotente a la muerte prematura de criaturas inocentes, nunca podrá ser moralmente lícito provocar la muerte de manera voluntaria.
Este tipo de aborto por reducción embrionaria, aunque no sea frecuente a causa de embarazos múltiples si lo es cuando se realiza la clonación de embriones humanos con fines terapéuticos, tal como ya ha sido legalizado por el Parlamento británico, el 22-I-2001.
A este respecto, el semanario Die Zeit (18-I-2001), ha publicado un amplio artículo del catedrático emérito de Filosofía Robert Spaemann en donde afirma que la objeción ética de esta técnica es clara pues se trata de una violación de la dignidad humana, al considerar a las personas humanas como medios al servicio de los fines de otras personas.
Hace alusión al Tribunal Constitucional alemán que, en su jurisprudencia permanente, sigue el principio establecido por él mismo hace dos décadas: “Allí donde existe vida humana, le corresponde dignidad humana; lo decisivo no es que el portador es consciente de dicha dignidad ni sea capaz de preservarla. Las capacidades potenciales inherentes al ser humano son suficientes para fundamentar la dignidad humana”.
12. Otros
El curiosamente llamado desarrollo científico sigue progresando en métodos eficaces para procurar el aborto voluntario, últimamente, también se está desarrollando la técnica de implantación de parches con esta finalidad.
III. LUCES Y SOMBRAS (cultura de la vida versus cultura de la muerte)
En momentos claves desde el punto de vista histórico, como el que actualmente vive, el cambio de milenio, se hacen diagnósticos culturales y sociales muy varios, y casi siempre válidos.
Es preciso, sin embargo, saber seleccionar para evitar que un exceso de datos y de información revierta el objetivo buscado, no dejando espacios vacíos para el pensamiento humano, pues no es de la información, sino la reflexión personal de donde deben salir las claves y pautas para establecer los parámetros adecuados.
El gran músico español Cristóbal Halffter ha comentado que hay que enseñar a escuchar el silencio, como un camino de sensibilidad, hay que enseñar la cultura con los libros, porque con el libro, cada uno se enfrenta personalmente con la cultura universal. Se lee en la intimidad, con el libro entre las manos, anotando por encima…, si esto se pierde, cambiaremos de cultura. Y, desgraciadamente, a veces, pasa.
I. LO SAGRADO, HORIZONTE DE LO REAL
Esa falta de interioridad ha sido descrita de modo profundo por el gran médico psicosomático Rof Carballo, poéticamente se expresa diciendo que hay muchos hombres que albergan desiertos en su alma “el alma occidental se ha desertizado. Poco importa su inmensa riqueza en poderosos artilugios, en máquinas que casi piensan mejor que los hombres, en oídos y ojos mecánicos que perciben y fotografían lo inaudito y lo invisible. Algo sabemos los médicos de este desierto que va creciendo poco a poco en el corazón del hombre. Le llamamos vacío, depresión, opacidad para el espíritu, encanijamiento…” (8)
Para este gran maestro una posible solución es elevarse con esfuerzo y con vigor en la vida del intelecto para atisbar el verdadero horizonte de lo real, que centra en lo sagrado.
Esta sociedad global e interdisciplinar, en este tiempo en el que cada parcela del saber puede absorber toda una vida se vislumbra con más fuerza la necesidad de reunir las cuatro o cinco ideas centrales del humanismo que están en la raíz de cada saber, entre las que es primordial la defensa de la vida.
II. LA EXPANSIÓN DE LA ANTICONCEPCIÓN
En las décadas venideras, habrá un continuo descenso del número de países que afrontan problemas de aumento de población. El tema más serio será una población envejecida en muchas regiones. Recientes informes de toda condición han subrayado las consecuencias sociales y económicas del declive excesivamente rápido del crecimiento de la población.
El envejecimiento, y no el «boom» poblacional, es ahora el principal problema demográfico. Sería de esperar que los gobiernos y las agencias de control de población se dieran cuenta de ello y reduzcan sus programas de planificación familiar, mas no es así; la arraigada cultura del aborto no sólo sigue haciendo sus estragos, sino que, por ahora avanza.
Este hecho nos manifiesta que lo que sigue estando en juego es el significado de la vida humana. Según lo que se capta que es la vida humana, y de lo que es su calidad, la opción de que algunas de estas vidas no merezcan ser, puede ser calificada con una amplitud y variedad realmente pasmosa: desde algo totalmente aberrante hasta satisfactoria; el avance de la legislación, prácticamente a nivel planetario, con honrosas excepciones, apunta a la aprobación más cercana del último planteamiento.
III. LA DEFENSA DE LA VIDA
Apelando serena y sosegadamente a la propia conciencia, todos captamos que esos nuevos seres –quizás no esperados, o no deseados, o… casi no adecuados-, no son un objeto, al que se puede acceder y manipular; todos, si reflexionamos, algo a lo que fuertemente hemos aludido al comienzo de este capítulo, tenemos la intuición de que estamos ante alguien, por la misma experiencia que también nos sabemos alguien.
Este hecho es fundante: les/nos otorga, un valor ético absoluto, aunque no sepamos explicarlo, aplicarlo o manifestarlo, tanto porque las herramientas éticas y humanas no desprecian, pero superan las racionales, porque el hombre, como ya advirtió Camús, es el la única criatura que puede ir en contra de sí mismo, autodestruirse.
Es también de interés redescubrir a tantas personas que han rectificado en sus objetivos anti-abortistas; recordemos el testimonio de Norma MacCorvey, conocida por Jane Roe desde que su famoso pleito en el Tribunal Supremo legalizara el aborto en Estados Unidos, en 1973, que hace dos años se convirtió al catolicismo.
Se repite el itinerario seguido el Dr. Bernard Nathanson, principal promotor de la legalización del aborto que, a descubrir su error, pasó al movimiento provida, en el que trabajó muchos años siendo judío agnóstico, hasta que en 1996 recibiera el don de la fe y se bautizara en la Iglesia Católica.
Terminemos este apartado con un canto a la vida, expresado en la poesía de dos mujeres: la poeta Gloria Fuertes, y la llorada Madre Teresa e Calcuta.
-Poema de Gloria Fuertes:
“Querida vida, eres lo mejor que he tenido y que tengo
eres lo más importante que puede tener un ser humano
te has portado conmigo a lo primero regular
pero mas bien bien
nunca tuve que tener psicólogo ni psiquiatra, vida mía
siempre te he defendido, siempre he estado enamorada de ti
vida, vida mía
me has dado suerte, poemas, fama
buena salud, buen humor, don de amistad, don poético
en amores, de todo un poco, mas bien poco
el último falta
y además era el último
me ha dejado mal sabor de boca y casi baldada
cosas de la vida
cosas tuyas, hija”.
-Poema de la Madre Teresa, con el que consoló a unos leprosos, una noche de tormenta, en un pueblo indio a las orillas del Ganges, con esta bella canción:
“La vida es:
-una oportunidad, aprovéchala
-una belleza, admírala
-una alegría, saboréala
-un sueño, hazlo realidad
-un reto, afróntalo
-un deber, cúmplelo
-un juego, juégalo
-preciosa, cuídala
-riqueza, consérvala
-amor, gózalo
-un misterio, desvélalo
-una promesa, cúmplela
-tristeza, supérala
-un himno, cántalo
-un combate, acéptalo
-una tragedia, doméñala
-una aventura, arróstrala
-una felicidad, merécela
-es la vida, defiéndela.” (9)
Cada persona no es sólo fruto de una combinación genética específica y peculiar y que, como tal, ya la hace única, irrepetible, incluso novedosa. Es cierto que la vida biológica no es un valor ético absoluto, por lo que una defensa crispada de la misma sería inhumana; pero esta vida biológica es expresión de la vida de un ser cuyo valor sí que es absoluto que, además, cuenta en sí misma con su capacidad para la trascendencia, con su intuición de libertad, y de pensamiento, y de amor.
No se es sólo cantidad valorable por unas gráficas de calidad, sino que cada cual es también capaz de elecciones singulares, reales, posibles, y casi siempre interiores, porque son humanas. Con muchos objetivos, casi infinitos, porque son éticos, pero no indefinidos.
IV. ENTENDER A LA PERSONA POR LO QUE ESTÁ LLAMADA A SER
Precisamente por ello, la vida real se presenta narrativa y como tarea, en donde la excelencia humana, que es entitativa a cada cual, ciertamente no está dada ni asegurada, pero no corresponde a nadie cortarla. Entender a la persona exige, decididamente, observarla no desde lo que es, sino de lo que está llamada a ser, por lo que no puede ser reducido ni el yo ni el tú a lo finito. En definitiva, o se respeta una vida desde su inicio, o no se respetará nunca, o nunca del todo.
Abdicar de valores éticos es hacerlo de uno mismo. Funcionar sólo desde perspectivas cientifistas es hacer a la persona desarraigada; la ciencia aislada corrompe la interrelacionalidad, el cariño…; por eso se dice que la auténtica enfermedad que nos merodea a todos es la soledad;
La vida humana es la manifestación más fecunda del amor humano; tener o no tener hijos no es cuestión de deseos de consumo afectivo, es aceptar el regalo de la paternidad, de la maternidad, tantas veces manifestada también en actos de solidaridad, de amistad, de entrega, algo mucho más valioso que costoso.

IV. BIOJURÍDICA (algunas nociones y sus consecuencias)
I. INTRODUCCIÓN
1. Entramado social y derecho
Señala el escritor Kundera que la burocracia se ha infiltrado en el tejido de la vida. Junto a la conveniencia de la política para realizar las opciones sociales y la necesidad de la articulación jurídica de los valores, es preciso alzar la voz para mostrar que “los derechos humanos son los de la persona individual y el símbolo de su conciencia personal(10).
Con el voto se gobierna a los pueblos, se los administra y se dirige la máquina del Estado, pero con los votos no se escogen los poetas inspirados, ni se descubren los hombres de ciencia, ni parece prudente que se decida si se debe abrir o cerrar un alto horno., tal como reconoce Chueca.
El derecho no es una guía técnica sobre la felicidad inmediata, sino que es un instrumento que reconoce la identidad y que la protege, pero que no la crea ni la destruye. En este sentido no siempre la jurisprudencia aparece acorde a la condición humana de las personas y sus exigencias. Por ejemplo, si se afirma que hay derecho a la salud, el enfermo de cáncer, debería querellarse, pero ¿contra quién? No hay derecho a la salud. No hay derecho a la vida, puesto que morimos. No existe el derecho a la belleza. No hay derecho a la genialidad, como tampoco a la felicidad. Pero hay derecho a los cuidados, a la seguridad, a la libertad… (11)
Esto no significa no considerar que el derecho, es un dinamizador de la propia sociedad. Pero hay que advertir que el derecho, en cuanto regulador de las relaciones humanas y sociales, debe estar también orientado y asentado en las convicciones que integra su universalidad, la integridad de la persona, la libertad. Y, en definitiva, por la ley moral.
La equivalencia entre lo legal y lo real podría ser un objetivo lúcido de la biojurídica, aún considerando que la ley moral y la ley civil no obedecen a la misma lógica práctica.
2. La lógica jurídico-positiva y la ley moral
La ley moral(12) asegura que el hombre, a través de su vida, se perfeccione con su obrar. La lógica jurídico-práctica no es extraña a esa ley, y tampoco se opone a ella, pero su objetivo es hacer posible la vida de los hombres en comunidad, por lo que tiende a la paz, a la libertad, y a la justicia, que significa sobre todo “igualdad en la libertad”. La primera condición para obtener estos objetivos es la seguridad, otorgada por el poder estatal, de poder sobrevivir sin ser presa ni del más fuerte ni del más astuto.
Sostenida por la autoridad coercitiva del estado, la ley civil garantiza, por encima de todo la supervivencia y la seguridad física de cada individuo humano. Es éste el primer contenido del bien común, presupuesto necesario para cualquier otro bien que caiga bajo a competencia del estado.
Mientras que la ley moral regula el obrar del individuo, mirando a la bondad de los propios actos, la ley civil regula las relaciones entre individuos, mirando al bien común. No se propone por lo tanto hacer buenos a los hombres, si bien es cierto que la acción legislativa pública tiene una gran responsabilidad en promover y favorecer las condiciones y el ambiente donde sea posible vivir una vida buena, virtuosa y digna del hombre.
Lo que se prohíbe por la ley civil es relevante en el plano moral, pero no pasa necesariamente lo contrario. Es decir, cuando algún asunto se presenta como relevante y grave desde la perspectiva moral, no por esta única razón debe estar regulado por la ley civil. Esta asimetría, como afirmará Santo Tomás, no constituye necesariamente un defecto, sino que pertenece al orden previsto por la ley eterna; la ley humana, sin embargo, no debe nunca aprobar aquello que la ley divina prohíbe.

 

 

3.Sociedad y aborto

Con respecto al aborto, en la antigüedad, en Grecia y Roma estaba permitido y socialmente aceptado; no sólo el aborto, sino también el infanticidio.

Desde que el derecho se humanizó, gracias a la influencia del cristianismo, el aborto se ha castigado siempre como un crimen.
Mas la concepción moderna del estado y de la ley civil ha traído nuevos dilemas en la época contemporánea. Thomas Hobbes es el primer promotor en fundar la legitimidad del estado sobre la actitud de salvaguardar la supervivencia del individuo, lo que ha conducido a una lógica utilitarista, que permanece válida hasta el día de hoy, incluso, como ciudadanos, hemos interiorizado esa lógica, que es contractual y, en este sentido, limitada.
Curiosamente, el estado moderno es el primero en la historia que posee los medios adecuados para garantizar una eficaz tutela de la vida y, paradójicamente, puede hacerse cómplice del asesinato planificado de vidas humanas indeseadas.
La extensión de la práctica del aborto en el mundo occidental ha sido muy rápida; en la década de los veinte, la Unión Soviética permitió el aborto; en la de los treinta, se sumaron varios países escandinavos y posteriormente otros del Este de Europa, entonces bajo la dominación soviética, así como Japón. Desde los finales del setenta, se va permitiendo el aborto provocado en la mayoría de los países.
II. SITUACIÓN EN ESPAÑA
En España el aborto ha sido un delito castigado sin excepciones en el Código Penal hasta 1985, en que una reforma del Código, conocida popularmente como “ley del aborto”, estableció unos supuestos en que, por concurrir determinadas circunstancias, el aborto no sería punible.
El aborto en España sigue siendo un delito, regulado en el Código Penal, en el Título VIII (“delitos contra las personas”), Capítulo III, artículos 411 a 417 bis, ambos inclusive.
En estos preceptos se establecen unas penas para quienes aborten, como se establecen en otros lugares del Código para quienes asesinen, violen o roben.
Pero la novedad que supuso la nueva legislación es que, aun siendo el aborto provocado un delito, si se realiza en determinadas y condiciones que prevé la legislación, no se castiga ni a quien lo practique, ni a quien consienta que se le practique.
1. Las circunstancias que despenalizan el aborto en España son de tres clases:
a) Relativas a la madre: que preste su consentimiento al aborto; que del embarazo se derive un grave peligro para su vida o su salud física o psíquica, o que el embarazo sea el resultado de un delito de violación.
b) Relativas al hijo: que se presuma que habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas.
c) Relativas a la misma práctica del aborto: que cuando se realice en virtud de uno de los casos anteriores, se haga en un centro autorizado para ello; que se practique por un médico o bajo su dirección; que, en algunos casos, haya uno o más dictámenes médicos que aconsejen el aborto, y que éste se realice no más tarde de determinados plazos en los casos de violación o de presuntas malformaciones del hijo.
II. SISTEMA DE PLAZOS Y SISTEMA DE INDICACIONES
1. Sistema de plazos
En algunas legislaciones se parte de la base de que el hijo concebido y no nacido no merece ninguna protección legal más que a partir de determinado tiempo de vida intrauterina, que es cuando se le empieza a considerar merecedor de protección. Según este criterio, el aborto es legal en determinado plazo del embarazo. Este sistema se conoce como “sistema de plazos”.
2. Sistema de indicaciones
En otros ordenamientos, como ocurre en el ordenamiento español, se considera que el hijo merece protección legal desde el inicio de su vida, pero se establecen las circunstancias en las cuales abortar deliberadamente no debe ser castigado. Éste es el sistema conocido como “sistema de indicaciones”, que suele ser mixto, es decir, que, a cada indicación suele corresponder un plazo de embarazo en que el aborto provocado no es punible.
Se argumenta que una de las razones por las cuales se establecen ciertas indicaciones para que el aborto no sea punible es el intento de justificar la existencia de “casos límites”, en los que no puede exigirse de las madres angustiadas una conducta heroica, ya que ésta no es función de la norma penal.
3. Los casos límite
Esta alusión responde a un planteamiento permisivo, porque cualquier legislación penal establece con carácter general que los “casos límite”, en los que una persona se ve obligada, física o psíquicamente, a cometer un delito (cualquier delito, no sólo el aborto), implican la exención de responsabilidad penal del autor.
También en España se da este eximente de responsabilidad, llamada “estado de necesidad” que, apreciada por el juez, conlleva la absolución del autor del delito.
Por lo tanto, no era necesaria una legislación específica para los “casos límite” en materia de aborto provocado, pues jamás se ha condenado a nadie por este delito, en la historia judicial española, si concurría la circunstancia de estado de necesidad.
Si lo que se pretendía era resolver los “casos límite”, la reforma del Código Penal no sólo no ha venido a llenar una laguna, que no existía, sino que ha transmitido a la sociedad la errónea impresión de que abortar en determinadas condiciones no es delito, tanto si se trata de “casos límite” como si no, pues parece que basta con cumplir determinados requisitos formales para que abortar no sea delito, e incluso para llegar a ser una conducta socialmente respetable.
Estos planteamientos, desgraciadamente, han dado lugar y también justifican, el establecimiento legal de centros dedicados a la práctica de abortos, como si fuera una actividad médica o terapéutica en lugar de un sistema de eliminación de hijos no nacidos.
IV. EL ARTICULO 417 BIS DEL CÓDIGO PENAL
El artículo 417 bis del Código Penal declara no punibles determinados tipos de aborto. Dice así:
“1. No será punible el aborto practicado por un médico, o bajo su dirección, en centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado y con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes:
1ª. Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico de la especialidad correspondiente, distinto de aquel por quien o bajo su dirección se practique el aborto.
En el caso de urgencia por riesgo vital para la gestante, podrá prescindirse del dictamen y del consentimiento expreso.
2ª. Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación del artículo 429, siempre que el aborto se practique dentro de loas doce primeras semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiese sido denunciado.
3ª .Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas del centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto.
2. En los casos previstos en el número anterior no será punible la conducta de la embarazada, aun cuando la práctica del aborto no se realice en un centro o establecimiento público o privado acreditado, o no se hayan emitido los dictámenes médicos exigidos”.
Estamos ante una legislación mixta, de indicaciones y plazos, aunque el primero de los supuestos se atenga exclusivamente al “sistema de indicaciones”
V. CLASES LEGALES DE ABORTO
1. Aborto terapéutico
Inicialmente se denominó así al que se practicaba cuando entraban en colisión la vida de la madre y la del hijo. Hoy se extiende esta acepción a cualquier dolencia o riesgo de dolencia. Incluso se pretende sugerir que, mediante el aborto, se cura alguna enfermedad de la madre. Para realizar este tipo de aborto no hay plazo alguno. La madre puede hacerlo impunemente en cualquier momento de su embarazo si el certificado médico se basa en el peligro para su vida o salud.
1.La vida de la madre o la vida del hijo
La frecuencia de que se plantee colisión entre la vida de la madre y la del hijo es muy rara, incluso hay más ocasiones de peligro de muerte para una madre como consecuencia de un aborto provocado que como consecuencia de su embarazo.
2.La salud física de la madre
Ciertamente un embarazo que se considere normal es de por sí una sobrecarga que debe sufrir la mujer embarazada, y que produce trastornos de diversa índole, pero no ninguna de ellas entra en las causas previsibles para que el aborto no sea punible. Hay ocasiones en las que un embarazo puede agravar una enfermedad previa de la madre, aunque sea difícil cuantificar el riesgo, y además, hoy día existen medios sobrados para que todo llegue feliz término.
Y lo más importante, hay que tener muy en cuenta la enorme desproporción de los valores en conflicto en este caso, que son la mejor o peor salud de la madre, frente a la vida o muerte del hijo. No se puede justificar la eliminación del hijo para evitar un agravamiento de la salud física de la madre.
3.La salud psíquica de la madre
Con respecto a la salud psíquica, en el caso de un embarazo no deseado, supone una perturbación emocional en la madre, pero de ahí a que tenga serias consecuencias para su salud psíquica media un abismo; sin embargo, la mayoría de los abortos realizados en España al amparo de esta ley son por esta causa.
Con este modo de razonar, podríamos afirmar que todos los hombres y mujeres sobre la tierra sufren una grave enfermedad psíquica por el hecho de existir; pues toda existencia lleva consigo episodios infelices.
Además de soluciones más sensatas, como aceptar el hijo o darlo en adopción antes de eliminarlo, lo que por ahora sí está claro es que ningún tipo de enfermedad mental conocido y preciso se pueda curar solamente mediante un aborto, como tampoco es demostrable que el aborto no sea más perjudicial para la salud psíquica de la madre que dejar que el hijo nazca.
2.Aborto ético
Se refiere al aborto realizado cuando ha habido embarazo después de una violación. Se presupone que hay que declararlo, y realizarlo en los tres primeros meses de embarazo. El nombre proviene por los que consideraban que el aborto provocado en estos casos era éticamente admisible.
1.El aborto no remedia la violación
Se transmite la sensación de que se remedia un acto de salvajismo, como es toda violación, aunque en realidad, el aborto no remedia nada, pues la violación no puede dejar de haber existido, y el hijo, fruto de la violación es completamente inocente.
El hecho de que el aborto por causa de violación no sea punible antes de los tres meses de gestación, y sí lo sea después de ese plazo, no obedece a ninguna razón fundamentada; quizás obedece a que la realización del aborto es más fácil y ofrece menos riesgos para la madre cuando más pequeño sea el feto en el útero materno. Es sumamente rara la práctica de abortos legales fundados en esta causa
3.Aborto eugenésico
Se refiere esta acepción cuando se realiza el aborto por causa de malformaciones del feto. Para que no sea punible deben cumplirse dos condiciones:
-que existan dos certificados médicos, emitidos por especialistas diferentes de los que eventualmente practique el aborto, en los que conste la presunción de graves taras del hijo;
-que el aborto se realice en las primeras veintidós semanas de gestación, es decir, hasta los cinco meses y medios de la vida del hijo en el vientre de su madre.
1.Con el aborto no se mejoran los caracteres hereditarios
La eugenesia está relacionada con la mejora y selección de los caracteres hereditarios. Desde este punto de vista, es inadecuado denominar eugenésico a cualquier tipo de aborto puesto que con él no se consiguen mejorar los factores hereditarios de la especie humana.
Se establece el plazo indicado porque hacia la vigésimo segunda semana es cuando con las técnicas habituales se pueden detectar signos de que el hijo padece alguna malformación congénita. El aborto por esta causa tampoco es frecuente.
4. Otras posibilidades de aborto
En el caso en que llegara a demostrarse que se ha practicado un aborto sin cumplir ninguna de estas condiciones, ese aborto así practicado sería un delito punible, y los culpables (autores materiales, inductores, cómplices, encubridores) deberían ser castigados. Pero es sumamente difícil que en la práctica ocurra esto, porque tendría que abrirse una causa penal, previa denuncia, que permitiera al juez investigar, y supone muchos trámites insidiosos a nivel familiar y a nivel judicial.
Tampoco puede dejarse en el olvido que puedan ampliarse supuestos para evitar que el aborto se castigue penalmente. En este sentido, está aprobado en algunos países el aborto por causas socio-económicas, es decir, si la llegada de un nuevo hijo implicase un sacrificio económico o social que los padres considerasen insoportable. Es el llamado “cuarto supuesto”.
5. Lesiones al feto
El Código Penal manifiesta el acuerdo unánime acerca de la necesidad de tipificación específica del delito de lesiones al feto, como respuesta a las voces doctrinales y jurisprudenciales que se alzaron al respecto.
Los nuevos progresos técnicos (que permiten incidir sobre la salud e integridad del feto, con fines de investigación, terapéuticos o de otra índole, a través de tantos medios técnicos, como el suministro de fármacos) aumentan las posibilidades de que las actuaciones sobre el feto se realicen no sólo por imprudencia o negligencia profesional, sino también, como se denomina en derecho, de forma dolosa, por ejemplo, a través de lesiones originadas al nasciturus si se manipulan genes cuya acción es desconocida, o como consecuencia de actividades experimentales.
Aunque se dan distintas interpretaciones según que la actuación se dé en el mal llamado pre-embrión, en el embrión o en el feto, defendemos que resultaría absurdo considerar que las lesiones causadas al nasciturus y que alterarán su normal desarrollo sólo sean punibles si se han inferido a partir de los tres meses aproximadamente desde el momento de la concepción, y que quedaran impunes las lesiones causadas al nasciturus con anterioridad, aunque le resultado sea igual o de mayor entidad.
Las consecuencias que se derivan de este planteamiento, son múltiples.
VI. NATURALEZA LEGAL DEL ABORTO
En los dilemas planteados en torno a la existencia o ausencia del castigo penal por la acción de abortar subyace una especie de adoctrinamiento indirecto a la sociedad: transmitir la idea de que abortar puede llegar a considerarse como algo socialmente respetable.
Por esta razón hay incluso quienes entienden que el “sistema de indicaciones”, por amplio que sea, no resuelve del todo estas cuestiones, y se pretende transformar la naturaleza legal del aborto, de modo que, de ser delito, pasase a ser el derecho que las madres tendrían de matar a sus hijos concebidos y aún no nacidos; lo que, según sus patrocinadores, podría lograrse si se implantase una mera “ley de plazos”, que desprotegiera absolutamente a los seres humanos de tres o cuatros meses de edad en el útero materno; de modo que el derecho se desentendería de ellos, y sólo quedarían a merced de lo que su madre decidiera hacer con ellos, incluido el darles muerte, sin tener que explicar a nadie por qué.
VII. EXIGENCIAS ÉTICAS DEL ESTADO
1. El aborto provocado afecta a la solidaridad natural de la especie humana
El aborto provocado no es sólo un asunto íntimo de los padres, sino que afecta directamente a la solidaridad natural de la especie humana; todo ser humano debe sentirse interpelado ante la comisión de cualquier aborto.
La autonomía de la conciencia individual debe respetarse en función de la persona humana pero, precisamente por esta convicción, los estados tienen la exigencia ética de proteger la vida y la integridad de los individuos, y despreciarían gravemente esta exigencia si se inhibieran en el caso del aborto provocado, como lo despreciarían en el caso de la tortura.
Los estados tienen la obligación de poner los medios, también los jurídicos, para que no se practiquen abortos, del mismo modo que tienen obligación de poner los medios necesarios para que no se asesine, se viole o se robe.
El estado sólo debe sancionar aquellas conductas inmorales que entran en el ámbito de su competencia por no agotarse en el terreno de la intimidad de las personas, y siempre que las normas jurídicas sean un instrumento técnicamente apto para evitar que se haga lo que se prohíbe.
Todo ello sin perjuicio de la prudencia exigible al legislador para saber en cada caso hasta dónde puede y debe llegar, pues a veces es admisible la tolerancia con el mal por la imposibilidad de erradicarlo y si su prohibición pudiese causar males todavía mayores.
2. El Estado, protector de los valores que cimientan el orden social
El estado debe proteger, por todos los medios a su alcance, los valores sobre los que se cimienta el orden social, como lo es la vida humana y su dignidad, y nunca, bajo ninguna circunstancia, puede renunciar a reprimir los atentados básicos y definitivos contra esos valores, porque en ellos está la razón de ser de toda sociedad organizada, y del mismo poder público.
Dichos valores son previos, independientes y superiores a las determinaciones de la mayoría en lo que hace referencia a la naturaleza de las cosas.
Nunca será positivo la legalización de los abortos, pues esto no ayuda a su desaparición, sino a que aumente su número. La opinión pública general ve como bueno lo que se despenaliza, y cada vez se trivializa más en las conciencias la decisión de abortar.
3. El alcance de la ley penal
La ley penal no sólo tiene como fin la persecución del delito, sino también ayudar a conformar la conciencia social sobre los valores básicos de la convivencia, estimulando a los ciudadanos a no cometer lo que se penaliza. Por eso, cuando una determinada conducta se despenaliza, se hace cada vez más frecuente hasta llegar a ser vista como buena y, por lo tanto, a practicarse con naturalidad, en la equivocada creencia de que todo lo legal es moral, y todo lo ilegal, inmoral.
Es de desear alcanzar unas cotas, también a nivel estatal mucho más correctas. El estado debe reconocer, según afirma Joseph Piepper que, cuando más excelente es un bien, tanto más y más lejos irradia su bondad, precisamente por ello, la mejor manera de ser bueno habrá de consistir en usar de la propia bondad no sólo para sí mismo, sino también para los demás, algo que atañe directamente a la función pública, que debe considerar cómo el hombre alcanza su verdadera riqueza y logra la auténtica realización de sí mismo cuando ve la verdad y la hace.
4. La coherencia entre las virtudes personales y las virtudes sociales
No se puede pretender ni que de los vicios privados salgan virtudes públicas, ni que de los defectos públicos se obtengan valores. El hombre suele tener la conciencia de su significado y de sus límites en su entorno, de ahí la necesidad de coherencia entre virtudes sociales y personales.
Hay un mínimo que se articula alrededor de la defensa de la dignidad humana –en la cual se incluye el derecho a la vida, también del concebido y todavía no nacido- que es absolutamente irrenunciable, pues de lo contrario ni la sociedad ni el estado tendría justificación alguna. Este mínimo no es patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino de toda la Humanidad.
5. Límites de la norma jurídica
Los legisladores no pueden, no tienen derecho a determinar quién es humano o no a los efectos de su protección jurídica. Éste es un dato de la realidad que los hombres han de respetar, pues no lo pueden cambiar.
De ahí que toda norma jurídica que atenta contra este principio sea esencialmente injusta, aunque se apruebe con todos los formalismos legales; del mismo modo que es radicalmente ilegítimo basar el derecho a la vida de cualquier ser humano en su salud, su habilidad física o mental o cualquier otra circunstancia distinta del hecho de ser humano y estar vivo. Es esta una doctrina que la Humanidad ha aprendido, aunque su aplicación no siempre sea coherente, con la experiencia de los totalitarismos del siglo XX.
La identidad del niño y de la humanidad en general, encontrará protección en la medida en que volvamos a las fuentes de nuestro derecho, y se fortalezca la familia, que debe volver a ser reconocida como cuna biológica del hombre y arca guardadora de los auténticos valores.
V. LA IGLESIA CATÓLICA Y EL ABORTO
I. INTRODUCCIÓN
La importancia de este apartado radica en que el aborto, sin dejar de ser un problema científico, político y social grave, es una seria cuestión moral para cualquiera, sea o no creyente.
La defensa de la vida ha sido una constante en la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia. Hay documentos significativos de carácter doctrinal, canónico y pastoral que manifiestan como la Iglesia nunca ha querido, ni quiere dejar de alzar su voz para desenmascarar el mal, para defender los verdaderos derechos del hombre y, en particular, el derecho a la vida.
II. ORIENTACIÓN DOCTRINAL
La Santa Sede ha condenado siempre el aborto (Cfr. S. Oficio 1889 y 1895; Pío XII, en el discurso a las obstétricas, el 29 de octubre de 1951; Pablo VI, en la Humanae vitae, 1968; De aborto procurato, 18 de noviembre de 1974; La Instrucción Donum vitae del 22 de febrero de 1987).
Son documentos claves en el siglo XX sobre la defensa de la vida humana los textos del Concilio Vaticano II (por ejemplo, Lumen gentium, Gaudium et Spes y Apostólicam actuositatem), del Catecismo de la Iglesia Católica y diversos documentos del Pontífice Juan Pablo II.
La Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, dice a este respecto: “Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de proteger la vida, que se ha de llevar a cabo de un modo digno del hombre. Por ello, la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremados cuidados; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables”.
En el Catecismo de la Iglesia Católica los puntos 2258-2330 están referidos a las exigencias que conlleva vivir el quinto mandamiento de la Ley de Dios, no matarás; explícitamente tratan el tema del aborto los puntos 2270-2275. A lo largo del Catecismo(13) también podemos considerar otras orientaciones complementarias para la defensa de la vida. Los nn. 2293 y 2294 explicitan la relación entre técnica, ciencia y vida humana. En 362-365 se pone de relieve la dignidad personal de que goza el cuerpo humano por ser un elemento constitutivo de la persona. Los nn. 356 y 357 señalan como la persona no es algo, un objeto, sino alguien.
Adquiere un relieve especial la Encíclica Evangelium vitae de Su Santidad Juan Pablo II, “Sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana”, del 25-III-1995. Consta de una Introducción, cuatro capítulos y una conclusión. Este documento es clave en toda su argumentación para establecer y afianzar una nueva cultura de la vida humana para al edificación de una auténtica civilización de la verdad y del amor.
En el capítulo II, se refiere explícitamente al “delito abominable del aborto”. Se examina como la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos, y afirma como la aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida.
Se hace referencia a cómo el desarrollo de la ciencia pone más claramente de manifiesto que hay vida desde el inicio de la concepción y declara que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente.
En el n.51 de la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, escrita por el Papa al comienzo de este nuevo milenio, en el n. 51, Juan Pablo II señala algunos de los retos actuales para esta nueva época. El primer reto que cita es precisamente el deber de comprometerse en la defensa del respeto a la vida de cada ser humano desde la concepción hasta su ocaso natural.
III. ORIENTACIÓN CANÓNICA
Es doctrina inmutable la establecida en el Código de Derecho Canónico de 1917 y revisada el 23-V-1988 por la Comisión para la Interpretación Auténtica de dicho código que ”Quien procura un aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (Canon 1398).
Con la expresión latae sententiae se quiere decir que el que incurre en ella queda excomulgado automáticamente, sin necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare para su caso concreto de manera expresa. Pero para que se produzca la pena de excomunión el aborto debe consumarse, es decir, el hijo ha de morir como consecuencia del aborto. Si, por cualquier circunstancia, el aborto no llega a consumarse, no se producirá la excomunión, aunque haya pecado.
La excomunión afecta a todos aquellos que cometen este crimen conociendo el castigo que conlleva y por lo tanto, incluye a los cómplices, sin cuya ayuda no habría podido ser cometido el crimen (Canon 1329).
La razón de ser de esta norma es proteger la vida del hijo desde el mismo instante de su concepción, porque la Iglesia se da cuenta que la frágil vida de los hijos en el seno materno depende decisivamente de la actitud de los más cercanos, que son, además, quienes tienen más directa y especial obligación de protegerla. Una vez que el niño nace, está ya protegido, de alguna forma, por la misma sociedad.
Además, la Iglesia no sólo deja claro que el aborto es un crimen muy grave y peligroso sino que incentiva a los que lo cometen a buscar, sin tardanza, el camino de la conversión.
Y sabe que hay situaciones en las que la persona deberá ampararse en el derecho a la objeción de conciencia, aún cuando esta actitud pueda acarrearle represalias.
IV. ORIENTACIÓN PASTORAL
La Iglesia está solícita a las inquietudes humanas de su tiempo. Sirva para mostrarlo el siguiente ejemplo.
En octubre del año 1993 se cumplían quince años del pontificado de Juan Pablo II., entre otros eventos, el periodista Messori publicó un libro-entrevista a Juan Pablo II, titulado “Cruzando el umbral de la esperanza”; en el capítulo n. 31( págs. 201-206) versa sobre el tema que nos ocupa. Por su interés, se realiza un breve resumen de este capítulo:
“El derecho a la vida es, para el hombre, el derecho fundamental. Y sin embargo, cierta cultura contemporánea ha querido negarlo, transformándolo en un derecho ‘incómodo’ de defender. ¡No hay ningún otro derecho que afecte más de cerca de la existencia misma de la persona! (…)Es difícil pensar en una situación más injusta que la legalización de la interrupción del embarazo donde entra en juego un fundamental imperativo de toda conciencia recta: la defensa del derecho a la vida de un ser humano inocente e inerme.
Con frecuencia la cuestión se presenta como derecho de la mujer a una libre elección frente a la vida que ya existe en ella. Cualquiera puede ver que ésta es una alternativa sólo aparente. ¡No se puede hablar de derecho a elegir cuando lo que está en cuestión es un evidente mal moral, cuando se trata simplemente del mandamiento de No matar!
¿Este mandamiento prevé acaso alguna excepción? La respuesta de suyo es ‘no’; ya que hasta la hipótesis de la legítima defensa, que no se refiere nunca a un inocente sino siempre y solamente a un agresor injusto, debe respetar el principio que los moralistas llaman principium inculpatae tutelae (principio de defensa irreprensible): para ser legítima esa ‘defensa’ debe llevarse a cabo de modo que inflinga el menor daño y, si es posible, que deje a salvo la vida del agresor.
El caso de un niño no nacido no entra en semejante situación. Un niño concebido en el seno de la madre no es nunca un agresor injusto, es un ser indefenso que espera ser acogido y ayudado.
Es obligado reconocer que en este campo, somos testigos de verdaderas tragedias humanas. Muchas veces la mujer es víctima del egoísmo masculino (…)
Se trata de un problema (el aborto)de gran envergadura, en el que todos debemos demostrar la máxima responsabilidad y vigilancia. No podemos permitirnos formas de permisivismo, que llevarían directamente al conculcamiento de los derechos del hombre, y también a la aniquilación de los valores fundamentales, no solamente de la vida de las personas singulares y de las familias, sino de la misma sociedad. ¿No es acaso una triste verdad eso a lo que se alude con la fuerte expresión de civilización de la muerte?
Obviamente, lo contrario de la civilización de la muerte no es y no puede ser el programa de la multiplicación irresponsable de la población sobre el globo terrestre. La paternidad y la maternidad responsables son el postulado de amor por el hombre, y son también el postulado de un auténtico amor conyugal, porque el amor no puede ser irresponsable. Su belleza está contenida en su responsabilidad. Cuando el amor es verdaderamente responsable es también verdaderamente libre. (…)
El deseo es que tal responsabilidad no falte nunca en ningún sitio y en ninguna persona; que la responsabilidad no falte ni en los legisladores ni en los educadores ni en los pastores. ¡A cuántas personas menos conocidas desearía rendir aquí homenaje y expresarle la más profunda gratitud por su generoso esfuerzo y su dedicación sin tasa! En su comportamiento queda confirmada la cristiana y personalista verdad del hombre, que se realiza en la medida en que sabe hacerse don gratuito para los demás.
De los centros de asesoramiento debo referirme a los ateneos. Tengo en mente las escuelas que conozco y aquellas a cuya institución he contribuido (…) La persona no es solamente una maravillosa teoría; se encuentra al mismo tiempo en el centro del ethos humano (…) El modo más eficaz de servir a la verdad de la paternidad y de la maternidad responsables está en mostrar sus bases éticas y antropológicas. En ningún otro campo como en éste es tan indispensable la colaboración entre pastores, biólogos y médicos.
No puedo detenerme aquí en pensadores contemporáneos, pero un nombre al menos debo citar, el de Emmanuel Lévinas, representante de una especial corriente de personalismo contemporáneo y de la filosofía del diálogo. Análogamente a Martin Buber y a Franz Rosenzweig, que exponen la tradición personalista del Antiguo Testamento, donde tan fuertemente se acentúa la relación entre el ‘yo’ humano y el divino, el absolutamente soberano ‘TU’.
Lévinas, que como sus correligionarios vivió profundamente el drama del holocausto, ofrece de este fundamental mandamiento del decálogo una singular formulación: para él, la persona se manifiesta a través del rostro. A través del rostro habla el hombre, habla en particular todo hombre que ha sufrido una injusticia, habla y pronuncia estas palabras: ¡’No me mates!’ El rostro humano y el mandamiento de ‘No matar’ se unen en Lévinas de modo genial, convirtiéndose al mismo tiempo en un testimonio de nuestra época, en la que incluso Parlamentos, Parlamentos democráticamente elegidos, decretan asesinatos con tanta facilidad.
VI. POR UNA CULTURA DE LA VIDA (ideas para recordar, hechos para vivir)
1.VIDA HUMANA Y SEXUALIDAD
1. La dignidad no viene anulada por la verdad sino por la coerción
Así como al descubrir las leyes de la materia el hombre es capaz de grandes progresos técnicos, del mismo modo, el reconocimiento del espíritu y de las leyes morales, elevan a la persona.
Es un error pensar que la dignidad de la conciencia se basa en la independencia de esas leyes. La dignidad no viene anulada por la verdad sino por la coerción.
En diversas ocasiones, el aborto, viene indirectamente provocado por una deformación u olvido de la verdad que rige el significado de la persona y de la sexualidad humana.
Guardini lo expresa certeramente: “A la pregunta ¿qué es tu persona? No puedo responder: mi cuerpo, mi alma, mi razón, mi voluntad, mi libertad, mi espíritu. Todo eso no es aún la persona, sino el conjunto de las cosas que lo constituyen. La persona misma existe en la forma de pertenencia a sí misma”. Es decir, las personas son dadas las unas a las otras no como objetos, como algo de lo que disponer, sino como sujetos, con quienes hablar y a los que respetar en su irreductible alteridad subjetiva.
Esta alteridad queda pervertida, cuando se aceptan sin más y de modo eventual, como una forma de divertimento las relaciones sexuales, sobre todo en adolescentes, que quizás acaban de conocerse y a los que únicamente les ha dado tiempo a sentir el primer impacto corporal. Convertir esto que está pasando en una especie de norma, es reducir a la persona en un objeto manipulador y manipulable.
2.Reconocer a la persona como persona
Reconocer a la persona como persona es el fundamento radical de cualquier otro deber porque cada persona vale por sí misma, no por el deseo acogedor o sexual de otros.
Desde este supuesto emerge el auténtico significado humano de la sexualidad donde la relación de las personas entre sí, las relaciones más íntimas y profundas, nos remiten a la experiencia ética original, que se impone a la conciencia de una manera incondicional, aunque no obligada.
Los órganos sexuales son los encargados de llevar a cabo el acto que expresa la unión personal, y de abrirla de modo natural a la fecundidad. Son portadores de una doble capacidad: la puramente reproductora, y la que expresa y realiza la unión de intimidades. Son los órganos más íntimos, y con ellos se realiza el ejercicio natural de los impulsos sexuales en su integración paulatina desde las instancias superiores de la personalidad. Es una forma de relacionarse, que se abre a la donación de la vida como una expansión de su dinámica propia; además, la donación de los amantes se hace fecunda porque en ella participa el cuerpo.
3. La sexualidad desde el punto de vista biológico
Desde el punto de vista biológico, lo esencial de la sexualidad y de la reproducción está en la diferenciación de células especializadas, en virtud del proceso llamado gametogénesis, destinada a desarrollarse como un nuevo ser, que queda programado como individuo original, indivisible, genéticamente diferente al o a los progenitores.
El sexo, biológicamente, adopta y se adapta a rasgos variadísimos en sus manifestaciones estructurales y funcionales.
Hay sexo y sexualidad en organismos muy simples, de tipo unicelular. Y gametos, que son también células, diferenciados como espermatozoides y óvulos, en los organismos evolutivamente más avanzados.
4. La sexualidad desde el punto de vista humano
Mas la importancia de la sexualidad humana no radica en la biología, sino en que está estrechamente vinculada con la conciencia del carácter único que tiene la persona. Y, precisamente, de la unión sexual fecunda puede resultar algo que de ningún modo estaba antes: otra persona.
En la intimidad común de los amantes brota una novedad absoluta: una tercera intimidad, algo que desborda a los mismos padres. Lo asombroso de la sexualidad es lo que resulta de ella, porque entre la unión sexual y la aparición de una nueva persona hay un salto evidente; entramos en el terreno del misterio existente en cada persona, y muestra de su trascendencia y de su singularidad.
El amor, ya lo decía Santo Tomás, es siempre el regalo esencial. Así hay que entender el amor sexual, sin trivializarlo como una condición accidental de nuestro ser. El ejercicio originario de la sexualidad es algo infinitamente más feliz y más costoso y con unas consecuencias más importantes que borrar sus huellas con un aborto.
5.Sexualidad y relación amorosa
La sexualidad pertenece a la relación amorosa de la persona con el mundo, a ese modo de estar que llamamos amor, y que es amor actualizado en la esfera de lo corporal. Un amor que puede realizarse ya sea en la actividad sexual, ya en la abstinencia.
Los diversos modos de este amor, su estrechez o su amplitud, se realizan en la esfera del comportamiento humano, por lo que configura no sólo la esfera de lo corporal sino todas las dimensiones del ser. La persona es más que su facticidad; su significado, inagotable, se advierte cuando habla no sólo de sí mismo, sino que remite también a algo más grande que él, cuando remite a su transcendencia; es de ésta de donde emana el significado de la sexualidad humana: ser “una carne” significa ser en aquella comunión recíproca que nace del ser varón y hembra.
La masculinidad existe en tanto que existe la feminidad; la feminidad tiene sentido en la medida en que existe la masculinidad; la masculinidad y la feminidad se donan recíprocamente el significado y lo pueden hacer en tanto que ellas mismas son don, un regalo la una para la otra; y que tiene consecuencias atrayentes.
La autoconciencia del hombre, en su ser varón y hembra, se identifica con la conciencia de ser don…, bien es cierto que, para llegar a resdescubrir este significado, hay que superar el conocimiento positivista y lógico; es preciso pensar simbólicamente, con poesía, algo nuevo y antiguo a la vez.
La masculinidad y la feminidad son como si ambas constituyesen las dos mitades del anillo que se intercambiaban en Grecia los antiguos amigo, mediante los cuales estaban en situación de reconocerse siempre. La masculinidad explica la feminidad; la feminidad explica la masculinidad. No sólo se explican sino que, además, son justificación una de otra.
Todo ser nos fascina por esta carga simbólica; bien lo expresó Goethe en su Fausto “… esa belleza nos arrastra hacia lo alto”; de donde surge una afirmación definitiva: e una dimensión esencial del hombre es la familia.
En consecuencia, en la base de las perturbaciones sexuales, y también del aborto, hay una restricción del modo amoroso de estar en el mundo, una radical alteración existencial, un empequeñecimiento estructural de las relaciones del hombre consigo mismo y con el mundo; se ha perdido y desdibujado la dimensión simbólica, pero a su vez, se añora, precisamente por ello, siempre hay una puerta abierta a la esperanza, porque el comportamiento sexual de la persona no depende fundamentalmente de su constitución, ni de la estructura social en la que está insertado, sino de ella, y puede educarse y transformarse.

 

Imagen de un bebe de 15 semanas de gestación y 11 cm. de tamaño, obtenida por el nuevo tipo de scaner desarrollado por el profesor Stuart Campbell de la London´s Create Health Clinic – 2004.

 

II. VIDA HUMANA Y CORPORALIDAD

1. El cuerpo humano, objeto de investigación y de exhibición
“El cuerpo humano es parte integrante y, a la vez, expresión de la persona creada a imagen y semejanza del Dios invisible. La corporalidad manifiesta lo que somos y lo que sentimos: emociones y afanes, dolores y alegrías, ilusiones y temores, A través del cuerpo, la persona se hace presente en el mundo visible, se da a conocer y se comunica con los demás: con gestos y con palabras, con llantos y con risas, con manifestaciones llamativas y con ademanes sencillos. A través del cuerpo incidimos en la realidad material que nos rodea, transformándola y modificándola, de modo que se convierte de mero ambiente circundante en mundo nuestro, mundo del hombre, mundo que se acomoda a la criatura humana y refleja su personalidad.
En ese conjunto de realidades, manifestaciones de la riqueza de nuestra condición personal, se expresa la dignidad natural del cuerpo humano, que transciende la del resto del mundo visible” (14)
Sin embargo, en la actualidad, el significado del cuerpo está confundido, no sólo en tanto su consideración como objeto de investigación, en el que se olvida que es principalmente un alguien, sino en su consideración como material de exhibición. La moda tiene mucho que ver en este tema.
Da la impresión de que a más incomunicación y menos alternativas, más necesidad hay de resarcirse con las modas que, aparentemente, permiten expresarse sin restricciones. Se convierte entonces el cuerpo en el recurso más a mano para romper el cerco de la incomunicación y para autoafirmarse sobre el espejo móvil de las miradas ajenas.
La moda ya no consiste sólo en el cambiante refugio de la identidad para quien se tranquiliza sintiéndose bien vestido, sino que se funde con el cuerpo exhibiéndolo por sí mismo, como objeto de belleza y de deseo. El cuerpo está de moda, despojado del pudor, del sentimiento de culpa. El recato sexual no vende, y la pobreza y la glotonería en el amor conducen a un viaje sin ver paisajes, con paradas penosas, entre Y, entre las que aparece el abuso sexual, la posibilidad de un embarazo, y el planteamiento enfermizo de un aborto.
2. La manipulación del cuerpo reduce la dignidad personal
El profesor Melina(15) explica que el cuerpo forma parte integrante de la persona, participa de su dignidad y muestra su vocación a la apertura y al don de sí. La persona, en su concreta totalidad, es unión sustancial de alma y de cuerpo: sin el cuerpo no hay persona. El cuerpo no es un instrumento para usar y manipular según el propio antojo, como si se tratara de algo inferior, de una ‘posesión’ propia de la que se dispone libremente. En la concepción instrumental del cuerpo, que prevalece hoy, se encierra un dualismo dañino. La aparente exaltación esconde una reducción sustancial y un posible desconocimiento de su valor: que el cuerpo está llamado a convertirse en manifestación del espíritu.
Las funciones y los procesos biológicos fundamentales no son en el hombre algo impersonal, sino que son actuaciones y relaciones personales. La acción de comer y de beber de una persona no se reducen a ser meras funciones fisiológicas del organismo, sino que se convierten en convivencia. Mucho más aún las relaciones sexuales que integran las funciones instintivas y emotivas en la relación de una persona con otra, mediante el signo-sacramento del cuerpo.
La manipulación del cuerpo reduce la dignidad de la persona y la relación personal que comporta la relación sexual y el respeto de la vida humana. El cuerpo de la mujer queda como materia, como instrumento de una determinada voluntad; lo somático se entiende como eficiencia y, en realidad hay un desprecio a la corporalidad por lo que el posible hijo se valora como un extraño. La negación del cuerpo como personal es la negación de la vida familiar, y su consecuencia es la lógica eugenésica.
El cuerpo y sus dinamismos tienen un significado moral, no porque la biología se constituya en un principio de la ética, sino porque la persona no se da sin su dimensión corporal.
En 1998, el escritor Julián Marías, en relación con el aborto afirmaba que si se borra de la conciencia actual la evidencia de que el niño que va a nacer es “alguien” un “quien” irreductible a todo, insustituible, el mundo habrá perdido su realidad humana y se convertirá en un inmenso rebaño al que se podrá conducir hacia cualquier matadero en medio de un aterrador silencio.
III. VIDA HUMANA Y FAMILIA
No se es persona sin la condición sexuada. Esta condición se da en el ámbito de la racionalidad y no está desvinculada de la corporeidad. Desde ahí, la inclinación de los sexos apunta a un acontecimiento: la comunión interpersonal, el matrimonio.
1. La sexualidad apunta a la comunión
El matrimonio no es un invento artificial, sino que la razón humana descubre su conveniencia. Ningún ser humano creado puede remediar la soledad originaria, y es en el matrimonio monogámico, inscrito en nuestro ser, en el que la naturaleza humana, a través del amor conyugal, encuentra la ayuda necesaria, que remedia en gran parte esta soledad.
2. Carácter esponsal del cuerpo humano
El carácter esponsal del cuerpo humano, se manifiesta incluso en la anatomía de los órganos sexuales. El cuerpo se hace lenguaje de la persona, que haya su plenitud en el don de sí: nos constituye en alguien para ser dado. Con la libertad, los esposos se vinculan, se dan y se pertenecen, se entrega su ser y su poder ser. Y desde estos supuestos sólo el amor está legitimado para llamar a alguien a la existencia, para constituir la familia, cuyo signo entitativo es el amor de gratuidad.
Bien es cierto que, junto al amor conyugal, el amor virginal, con ese mismo carácter esponsal, centra la entrega en Cristo, en toda su universalidad y su radicalidad.
3. Lo más contrario al amor no es el odio, sino el amor propio
Para el profesor Del Barco, el hombre no precisa satisfacer exigencias ni cumplir requisitos para ser persona, porque la mayor aportación de la persona es ella misma, un ser con otros seres, no un ser solo. Un ser-con, cuya forma más alta de coexistencia es el amor.
El que se casa, no regala algo, un objeto de más o menos valor: se da a sí mismo. Y no recibe un precio por esa entrega, porque el amor no se vende: recibe un don, que sólo puede ser gratuito, de otra vida que será para siempre de los dos. Que el amor es el principio de todo, no quiere decir comienzo, sino despliegue o movimiento orbital que vuelve al punto de partida. De ahí, que lo más contrario al amor no es el odio, sino el amor propio.
4. Paternidad y Maternidad
La sexualidad, volvemos a recordar, es propia de todas las especies bisexuales en las que el macho, por una atracción biológica invencible, cubre a la hembra.
Entre el hombre y la mujer esta atracción biológica se humaniza, pues no tienen sólo cuerpos que copulan, sino alma, espíritu, capacidad de amar, misterio. La pura atracción sexual puede convertirse en lo más entrañable del ser humano. Precisamente por esto, la consecuencia del amor copulativo puede ser la procreación, pero nunca es su fundamento, aunque la misión vocacional a la paternidad y a la maternidad constituye un aspecto fundamental del camino emprendido.
IV. VIDA HUMANA Y ACCIÓN SOCIAL
1. Entre todos hacemos la sociedad
El 5-X-95, en la ONU, Juan Pablo II afirmaba que la libertad posee una lógica interna que la cualifica y ennoblece: está ordenada a la verdad y se realiza en la búsqueda y en el cumplimiento de la verdad. Separada de la verdad de la persona humana, la libertad degenera en la vida individual en el libertinaje, y en la vida política en la arbitrariedad de los más fuertes y en la arrogancia del poder (…) lejos de ser una limitación o amenaza a la libertad, la referencia a la verdad sobre el hombre es, en realidad, la garantía de su futuro.
Lograr que en una sociedad se respete la verdad de la dignidad humana y, por lo tanto, el derecho a la vida es responsabilidad de todos en su actividad cotidiana, pues cada uno, con la coherencia de su conducta, de sus palabras, de sus opiniones, de su voto, de su actitud ante la educación de sus hijos, etc., influye en lo que se piensa, en cómo se vive y en lo que se legisla.
Aunque la efectividad de los derechos para todos ha de pasar inevitablemente por la aceptación de responsabilidades por parte de los mejor situados, pues como agudamente ha señalado el Profesor Ballesteros, la tendencia a la justificación del aborto va unido a una conquista de los derechos humanos que no parten de la igual dignidad de todos, sino de normas de primacía de aquellos que son capaces de hacer demandas solventes y en condiciones de decidir. Tienden a negar derechos a aquellos seres humanos que no pueden efectuar demandas.
En verdad, un papel importante corresponde a los políticos, educadores y responsables de los medios de comunicación social, porque tienen una influencia directa y publica, pero aunque este tipo de personajes influyan en la sociedad, también son influidos por ella.
Por tanto, lo que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su dignidad. Se afirma la vida de los demás, sin cada uno percibe la suya propia en toda su grandeza y ajusta su conducta a esa profunda convicción.
2. Crecimiento de la población, crecimiento del nivel de vida
Apoya esta tesis la teoría de Julian Simon, fallecido en 1998, que dedicó gran parte de su vida al empeño científico de demostrar la idea de que es falso que exista una relación negativa entre el crecimiento económico y el crecimiento de la población.
Simon declara que la evidencia científica demuestra que hoy la gente vive mejor que en cualquier otra época de la historia. Están en aumento en el mundo entero los niveles de calidad. La mortalidad infantil y la mortalidad están en declive. La esperanza de vida media se ha duplicado en los países pobres en los dos últimos siglos, y casi se ha triplicado en los ricos. Son más abundantes las materias primas y las fuentes energéticas. Ha disminuido la contaminación y la calidad del aire y del agua está aumentando. Hay mayor cantidad y calidad de alimentos y la gente se está alimentando mejor que nunca. Se han erradicado enfermedades crónicas que causaron muchos estragos en otras épocas. Los llamados “dragones asiáticos” (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Malasia) muestran que una muy densa concentración de seres humanos en el espacio, no impide una existencia cómoda y una dinámica de expansión económica, siempre que el sistema económico otorgue a los ciudadanos la libertad que se requiere para desplegar los talentos propios y para aprovechar las oportunidades.
El beneficio más importante que se consigue a partir del crecimiento de la población, según Simon, es el aumento correlativo en el acervo de conocimientos. Las mentes importan en economía, tanto o incluso más, que las manos o las bocas.
3. Un sí a la imaginación humana
El progreso no se genera automáticamente. Las personas y su aumento, crean problemas, pero son ellas el mejor combustible para acelerar el progreso.
La gente que ejercita su imaginación en su propio beneficio, llega también a beneficiar a los demás.
De donde deduce Simón que el rechazo de la vida conlleva el individualismo y el envejecimiento demográfico y, en definitiva, una inercia paralizante. Para él la solidaridad, el esfuerzo y el entusiasmo constituyen nuestra mejor esperanza de cara al futuro económico.
Simon se preguntaba por qué las estadísticas sociales de los gobiernos consideraban a la gente como pasivos y no como activos. “Cada vez que nace un ternero se eleva el PIB de la nación, y cada vez que nace un bebé el PIB caer ¿Quién lo entiende? (…) Si se valora la vida humana, las expectativas de vida, la disminución de la mortalidad infantil, causa del gran crecimiento demográfico, deben ser celebradas y no lamentadas, pues no pueden haber mejores señales de triunfo del hombre sobre la muerte”
V. VIDA HUMANA Y POLÍTICA
1. La defensa de los derechos humanos inalienables
Se dice que Maquiavelo(16) no disoció la moral de la política, no cavó ningún foso insalvable entre el reino de los fines y el de los medios, sino que eligió con pulso firme entre dos opciones éticas distintas e imposibles de reunir en una síntesis apaciguadora, aquella que garantiza la gloria, el prestigio, el esplendor y la fortaleza de la polis por encima de la consecución individual del Bien entendido a la luz de la Revelación. Saltó en el vacío.
Al no centrar su elección en ninguna apoyatura transcendente exterior, consagró, con varios siglos de adelanto, el desafío en el que se consumirían grandes atormentados como Nietszche, Dostoievsky o Camús.
Las páginas inmortales de ‘El príncipe’ no son otra cosa que un manual de administración del mal (…), advertencia imperecedera sobre la necesidad de reservar el ejercicio del poder a hombres de corazón puro y voluntad insobornables. Mucho más importante cuando se trata de defender los derechos humanos inalienables.
2. Un programa práctico
Siempre existen y pueden crearse líneas de acción para el desarrollo de esta cultura de la vida, entre las que no deben faltar(17):
-rogar por los legisladores y dirigentes sociales, que alcancen a entender que nunca se puede legitimar la muerte de un inocente;
-descubrir el sentido transcendente del sufrimiento, del dolor, del sacrificio, pues es su rechazo el que tantas veces lleva a justificar cualquier intento de acabar con lo que se cree que son sus causas, incluidos los ancianos, los enfermos, los deficientes, y los nuevos hijos que pueden complicar la vida y disminuir el bienestar de la familia;
-acoger y ayudar, también económicamente, a quienes, por razón de su maternidad, se encuentran en situaciones difíciles;
-recibir con alegría, por duro que pueda presentarse, al nuevo hijo enfermo o deficiente que llegue a la familia, como una bendición de Dios, como tradicionalmente van dando ejemplo tantos matrimonios;
-reaccionar positivamente ante la opinión pública siempre que sea el caso;
-orientar el voto hacia alternativas que merezcan más confianza por sus orientaciones hacia la defensa de la vida;
-informar con ciencia y conciencia sobre el valor de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural;
-los profesionales sanitarios, han de poner su prestigio profesional en la defensa de esta noble causa, con todos los medios técnicos, profesionales y humanos a su alcance;
-fomentar la existencia de asociaciones de diversa índole, que promuevan con acciones puntuales la defensa de la vida humana.
VI. VIDA HUMANA Y MISTERIO
1. La vida humana es rompedora de límites
Se recoge un fragmento de una carta escrita por un médico sabio, el Dr. Jiménez Díaz; se la dirige a uno de sus discípulos predilectos, otro sabio médico, el Dr. Ortíz de Landázuri, está fechada el 20-VI-63, y dice así: “Vivimos en un planeta que no tiene luz directa; la luz y la vida nos vienen del sol. En nuestros sentimientos (…) las cosas nos vienen de arriba, y acaso nosotros no hacemos más que, en el mejor de los casos, ser permeables y saber reflejarlas ¡Cuántos misterios nos rodean!”.
Nuestro espíritu es aún más complejo, zonas conscientes e inconscientes, profundas y superficiales, hacen de nuestro conocimiento una estupenda aventura. La masa de vida es algo extraordinariamente elástica, que no se sabe con precisión dónde comienza y dónde termina. Corrientes alternas de ternura y de frialdad, de curiosidad intelectual y de apatía, cruzan la inmensa bóveda de nuestro mundo interior. Sentimos que cada uno de nosotros linda con el misterio. ¿Dónde está el fondo de mí mismo o hasta qué altura puedo llegar cuando pienso y cuando amo?
La vida interroga a la fe; y todos experimentamos que nuestro interior es más rico aun que la portentosa trama de nuestro cuerpo(18). El proceso de la venida al mundo de un ser humano, y la necesidad de su protección a todos los niveles, para evitar el crimen nefasto del aborto, no, nos hace vislumbrar como la vida humana es rompedora de límites, misteriosa.
2. La conciencia constituye el corazón del corazón
Ignoramos mucho de nosotros mismos, y tanto más de los otros. Pero todos podemos pervivir el latido constante y luminoso de la propia conciencia.
En ella está la zona determinada de nuestra personalidad, y las claves de nuestra libertad. En ella se bifurcan los senderos interiores del alma: de ella, para adentro, arrancan los caminos que, a través del misterio, llevan hacia Dios o hacia la nada enigmática y silenciosa. De ella, para afuera, parten los que conducen la acción a las elecciones vitales –amor, amistad, trabajo-, a la responsabilidad y, en último análisis, a la historia.
La conciencia constituye el corazón del corazón. Y entonces, el nacimiento y el progreso de las ciencias humanas, desde la sicología a la estadística van haciendo mensurable, pero nunca terminan de hacerlo del todo, el impacto de las ideas sobre la vida, impacto que no anula jamás la propia vida humana.
3. Recuperar la mirada contemplativa
Aunque el eclipse del hombre ha desvirtuado su mirada contemplativa, la conciencia, como ojo luminoso del alma, es recuperable. Aunque haya muchos hechos delictuosos que hieren y profanan la vida, la lucha por ganar esta batalla está en marcha. La fidelidad ha de ser intrépida, con ecos profundos y persuasivos en el corazón, y convencidos, incluso como Sartre, que las verdades existenciales no pueden contestarse de una vez por todas.
Machado, en su canto a la encina, decía:
“Brotas derecha o torcida/
con esa humildad que cede/
sólo a la ley de la vida/
que es vivir como se puede./”
4. La vida humana es un don no disponible
No basta tratar de vivir como se puede…, la analogía humana ha de ser más valiente, porque la vida es un precioso regalo, tal como señala Sgreccia “la vida es un don no disponible”.
En dos mil años, el ser humano ha aprendido muchas cosas. Ha establecido una relación más profunda con la realidad que lo rodea. Se puede decir que ahora conoce con mayor extensión y profundidad el mundo creado, desde el macrocosmos hasta el microcosmos. Ha descubierto las leyes que rigen la vida y las causas de muchas enfermedades, lejos ya de las antiguas conjeturas sin base científica. En los últimos siglos ha dado pasos de gigante en la penetración de los grandes procesos de la vida humana. Ante estas posibilidades extraordinarias hay que defender y estudiar como un reto, el asentamiento de la moralidad sobre bases firmes, cuya pretensión de validez universal, en una época de fragmentaciones, se necesita. Y, a su vez, no tener miedo ni al rigor ni a la claridad expositiva.
El siglo XXI ha dicho Testar que será ético o no será, y ha llegado a más, pues señala que será religioso o no será. La decisiva aportación que el hombre hace a la historia, tal como señala el profesor Caffarra, es la del bien moral. El orden de los valores morales es el orden de la caridad, las normas morales son las normas del amor. Si no hemos entendido nada y nada merece la pena.
Precisamente por eso, ahora que conocemos más al hombre, ahora que la medicina ha penetrado mejor el secreto de la transmisión de la vida, ahora que avanzamos en la técnica y en la ciencia, avancemos también en el mayor respeto a la persona, amemos al hombre, protejamos su misterio, su espiritualidad. Sólo así el progreso de la ciencia será, paradójicamente, científico. 

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