23.5.11

Dos amores que no existen el uno sin el otro:

 Por ALMAS, A.C.

“Amaremos a los que están cerca de nosotros y  a los que están lejos . Amaremos  a todas  las  clases  sociales y sobre todo a  los  que  tienen mayor necesidad de  ayuda, de  socorro y  de  promoción. Amaremos a  los niños  y a los ancianos  a los pobres y los enfermos . Amaremos  esforzándonos  por  comprender, por compartir, estimar, servir y sufrir. Amaremos  con el corazón  de Cristo”. Esto es lo que  Monseñor Montinni decía en el II congreso mundial para el apostolado de laicos.


Eso  es justo lo que  tenemos que  recordar, y reaprender, hoy en día. 
 Tenemos que recordar  que lo mas  importante  es el amor en la vida y la vocación del hombre.
 La vocación es  la invitación más grande al amor, a través  de la cual nosotros nos podemos desarrollar como personas, y podemos evolucionar, pero ademas tenemos la gran responsabilidad de ayudar a los demás, y de facilitar su desarrollo.



El amor, de  acuerdo  con el Beato Juan Pablo II  es una  condición esencial de la dignidad del hombre, ya que engloba todas y cada una de las virtudes humanas, llevándolas a la perfección. Aquel que ama a sus semejantes, está amando a Dios, y por lo tanto se perfecciona, se eleva, se purifica.



Entonces, es importante que nosotros recordemos que  sí queremos glorificar a Dios, y alabarlo es necesario que lo hagamos a través de  nuestras acciones, con nuestra infinita capacidad de amar, cuidar, respetar, y ayudar a los demás. San Pablo  dice que el amor es el “vínculo de la perfección”, y por  lo tanto  es  lo mas  grande  que hay en la vida del hombre, ya que  el verdadero amor encierra  en sí la dimensión  de la eternidad. Es inmortal, por lo tanto,  “el amor no termina jamás”, al contrario se engrandece, se fortalece, hasta convertirse en irreductible, e invencible.



“Quien no ama a su hermano, al que ve, no podrá amar a Dios, a quien no ve”.(Juan Pablo II, 1979) 
No se puede separar un amor del otro. En efecto, al  hombre  le es más  fácil  amar a  quien ve  que  a quien no ve. Sin embargo  no debemos olvidarnos que  el amor  a Dios  se  siente, a través  de  nosotros mismo. Es  decir, Dios transmite  su amor a un niño a través  de  sus padres , quien a su vez deberán enseñarle  el amor a Dios.  Y  debido a que  el  amor  a Dios, todo lo sobrepasa, estamos llamados a  eso a través  del amor  de todas  y  cada una  de las personas que nos rodean.

Bibliografía.



Lo que  el papa nos ha dicho sobre la Sexualidad y el Amor,  Juan Pablo II, Savat editores, 1999.

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