Por ALMAS, A.C.
“Amaremos a los que están cerca de nosotros y a los que están lejos . Amaremos a todas las clases sociales y sobre todo a los que tienen mayor necesidad de ayuda, de socorro y de promoción. Amaremos a los niños y a los ancianos a los pobres y los enfermos . Amaremos esforzándonos por comprender, por compartir, estimar, servir y sufrir. Amaremos con el corazón de Cristo”. Esto es lo que Monseñor Montinni decía en el II congreso mundial para el apostolado de laicos.
Eso es justo lo que tenemos que recordar, y reaprender, hoy en día.
Tenemos que recordar que lo mas importante es el amor en la vida y la vocación del hombre.
La vocación es la invitación más grande al amor, a través de la cual nosotros nos podemos desarrollar como personas, y podemos evolucionar, pero ademas tenemos la gran responsabilidad de ayudar a los demás, y de facilitar su desarrollo.
El amor, de acuerdo con el Beato Juan Pablo II es una condición esencial de la dignidad del hombre, ya que engloba todas y cada una de las virtudes humanas, llevándolas a la perfección. Aquel que ama a sus semejantes, está amando a Dios, y por lo tanto se perfecciona, se eleva, se purifica.
Entonces, es importante que nosotros recordemos que sí queremos glorificar a Dios, y alabarlo es necesario que lo hagamos a través de nuestras acciones, con nuestra infinita capacidad de amar, cuidar, respetar, y ayudar a los demás. San Pablo dice que el amor es el “vínculo de la perfección”, y por lo tanto es lo mas grande que hay en la vida del hombre, ya que el verdadero amor encierra en sí la dimensión de la eternidad. Es inmortal, por lo tanto, “el amor no termina jamás”, al contrario se engrandece, se fortalece, hasta convertirse en irreductible, e invencible.
“Quien no ama a su hermano, al que ve, no podrá amar a Dios, a quien no ve”.(Juan Pablo II, 1979)
No se puede separar un amor del otro. En efecto, al hombre le es más fácil amar a quien ve que a quien no ve. Sin embargo no debemos olvidarnos que el amor a Dios se siente, a través de nosotros mismo. Es decir, Dios transmite su amor a un niño a través de sus padres , quien a su vez deberán enseñarle el amor a Dios. Y debido a que el amor a Dios, todo lo sobrepasa, estamos llamados a eso a través del amor de todas y cada una de las personas que nos rodean.
Bibliografía.
Lo que el papa nos ha dicho sobre la Sexualidad y el Amor, Juan Pablo II, Savat editores, 1999.
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